martes, 24 de octubre de 2017

El otro día me inscribí a un curso de Instagram

Me acuerdo que cuando recién había salido a la venta el palito para sacarse selfies, automáticamente pensé que había algo que estábamos haciendo mal. No como sociedad, si no directamente como seres vivos con materia gris adentro de la cabeza. Algo no estaba bien, claramente. Porque por algún motivo sentía que estábamos atravesando por un proceso de retrocesión intelectual, el cual nos llevaba a compararnos con el australopithecus.

Sin embargo debo decir que lo que presencie hace unos días en Facebook, lejos de asombrarme me dejo bastante preocupado. Está bien. Boludos hay y los habrá siempre. Lo alarmante es cuando aparece gente con los instintos más bajos que te puedas imaginar, sin escrúpulos y una carencia total de empatía, que entran en escena para aprovecharse de la ausencia total de neuronas que presentan algunas personas.

El otro día me encontraba en mis oscuros aposentos, viendo de corrido la trilogía de El Señor de Los Anillos versión extendida cuando de repente me llega un mensaje de Claudia, una amiga quien hace poco se había hecho una cuenta de Instagram.

Abro el mensaje y resulta que era una imagen publicitaria de una página que aparentemente se dedicaba a vender cursos de Instagram por Facebook. Sobra decir que esto lo hizo con el fin de consultar cual era mi opinión sobre la autenticidad de la página en cuestión.

“Mirá, si pago y después resulta que era un curro para sacarme la plata,” me escribe preocupada.

A mí sinceramente me preocupó más el hecho de que seguramente la página era autentica y que al otro lado del monitor realmente existían seres que querían que les dieran dinero por decirle a la gente como ponerle un filtro a una foto que te sacas en el baño semi en pelotas. Sin lugar a dudas mi amiga Claudia estaba en lo cierto y todo se trataba, de una forma u otra, de un curro.

Antes de que hiciera algo, le dije a mi amiga que esperara a que me pusiera en contacto con esta página a fin de poder conseguir algo de información que le ayudara a decidir si finalmente iba a requerir de sus servicios o no.

Me hice una cuenta falsa y le mande un mensaje privado. La conversación fue…bastante fluida. Y si bien no fue modificada, por obvias razones decidí no revelar el nombre real de la página, por lo que la misma va a figurar en la conversación que leerán a continuación simplemente como “Cursos de Instagram.”



Edgardo De la Fuente: Buenas

Cursos de Instagram: ¡Hola Edgardo! ¿Cómo estás?

Edgardo De la Fuente: No muy bien que digamos, la verdad.

Cursos de Instagram: Me apena mucho escuchar eso :(

Cursos de Instagram: O leer, en este caso ;D

Cursos de Instagram: ¿Qué te anda sucediendo?

Edgardo De la Fuente: No me estaría yendo muy bien con mi cuenta de Instagram. Y es precisamente ahí donde entrás vos. O ustedes. Porque calculo que deben ser más de una persona las que administran la página.

Cursos de Instagram: Estas en lo cierto, Edgardo. Hay todo un equipo de profesionales trabajando detrás de la página, y el objetivo es justamente poder ayudarte en lo que sea que necesites.

Edgardo De la Fuente: Ojala puedan, la verdad. Porque te juro que a veces pienso en cerrar directamente la cuenta y mandar todo a la mierda.

Cursos de Instagram: Jajajajaja, bueno pero tampoco da para que te pongas así. ¿Cuál es el problema que tenes con la cuenta?

Edgardo De la Fuente: La cuenta funciona perfectamente. El problema soy yo, que soy un asco.

Cursos de Instagram: Nooooooo, ¡no digas eso!

Edgardo De la Fuente: Es la verdad. No logro hacer que ni una sola foto llegue por lo menos a los 5 likes.

Cursos de Instagram: Bueno pero eso es súper normal al principio, no tenes que ponerte mal. Decime, ¿hace cuánto creaste la cuenta?

Edgardo De la Fuente: Unos seis meses. Creo.

Cursos de Instagram: No es tanto. Al principio siempre cuesta. Es hasta que le agarres la mano y te vas haciendo cada vez más seguidores.

Edgardo De la Fuente: Es que no me sigue nadie, ese es el problema. Tengo dos seguidores. Uno era mi mamá, pero la bloqueé la semana pasada.

Cursos de Instagram: Claro. Y a ver decime, ¿Qué tipo de fotos solés subir?

Edgardo De la Fuente: Últimamente no estuve subiendo mucho, pero la última vez subí una foto de un café que me tome en Starbucks. Y nada, la foto quedó muerta ahí. Sin likes, sin comentarios, sin nada.

Cursos de Instagram: Te entiendo, ¿Y a qué hora la subiste por casualidad?

Edgardo De la Fuente: ¿La hora? A ver, aguantame que me fijo.

Cursos de Instagram: =)

Edgardo De la Fuente: 12:35

Cursos de Instagram: Claro. Mirá Edgardo, lo ideal sería que si vas a subir la foto de alguna comida que comas durante el desayuno, lo hagas por la mañana. Ya que es el horario que comúnmente elige la gente para compartir ese tipo de fotos.

Edgardo De la Fuente: Sí, pensé en eso que decís, pero la verdad es que tampoco quiero parecer un psicópata, viste.

Cursos de Instagram: No pasa por ser un psicópata. En el mundo de las redes sociales todo se reduce al trending. Los temas que son más populares. Si no te sentís como subiendo fotos de comida podes probar otra cosa. Fijate cuales son los hashtags que más usa la gente.

Edgardo De la Fuente: ¿Eso lo enseñan ustedes en la cursada?

Cursos de Instagram: El propósito de los cursos es brindarte las herramientas necesarias para que vos después puedas usar los hashtags de la manera más adecuada posible y de esa forma, conseguir una mayor cantidad seguidores y aumentar tu popularidad en la red.

Edgardo De la Fuente: Suena interesante. Sí, lo más seguro es que termine anotándome. Le quiero dar una oportunidad a este curso. A mi cuenta. Y más que nada, a mi mismo.

Cursos de Instagram: ¡No te vas a arrepentir, Edgardo!

Edgardo De la Fuente: Me imagino que no. ¿Te puedo hacer una pregunta?

Cursos de Instagram: ¡Obvio! Para eso estoy.

Edgardo De la Fuente: ¿Cómo te llamas? Es que por Facebook solo me figura el nombre de la página.

Cursos de Instagram: Julieta :D

Edgardo De la Fuente: Encantado, Julieta.

Cursos de Instagram: Igualmente :D

Edgardo De la Fuente: ¿Me podrías comentar como son los aranceles de los cursos?

Cursos de Instagram: ¡Cómo no! Te comento Edgardo que los cursos se brindan por Skype, tres veces por semana y tienen un valor de $2.498 por mes.

Edgardo De la Fuente: Un precio más que justo, si me va a garantizar el éxito en Instagram.

Cursos de Instagram: Si sos constante, vas a empezar a ver los resultados más pronto de lo que pensas.

Edgardo De la Fuente: Espero, porque la verdad estoy cansado de poner el despertador a las seis de la mañana para levantarme temprano y darle like a las fotos que suben las cachorras. Todo para que al final me bloqueen.

Cursos de Instagram: Jajajajaja ¡Que exagerado!

Edgardo De la Fuente: No te rías que no es broma, Julieta. Siempre me dicen algo de pajero o algo de pelotudo y me terminan bloqueando.

Cursos de Instagram: ¿Pero vos que les pones?

Edgardo De la Fuente: Nada, que están buenas. Nada más. Y ya con eso se ofenden.

Cursos de Instagram: Bueno, a veces la gente suele tomarse los elogios de distintas maneras.

Edgardo De la Fuente: No las defiendas Julieta, son unas hijas de puta.

Cursos de Instagram: OOOOOOOK

Edgardo De la Fuente: En fin, volviendo al tema de los cursos, me llama poderosamente la atención que sean por Skype. Hubiese jurado que iban a ser presenciales.

Cursos de Instagram: Todos nuestros cursos se brindan de manera online, Edgardo.

Edgardo De la Fuente: Qué raro.

Cursos de Instagram: ¿Por qué raro?

Edgardo De la Fuente: No, por nada. Y decime, ¿Esto cómo se paga? ¿Tienen alguna oficina por la cual me pueda acercar?

Cursos de Instagram: Tenemos una oficina pero es más que nada para temas administrativos. No está abierto al público. El pago lo haces por tarjeta de crédito. Los primeros dos meses tenes un descuento del 10% si abonas con Visa.

Edgardo De la Fuente: Claro, pero entonces ¿nunca nos encontramos personalmente?

Cursos de Instagram: Podes acercarte al final de la cursada para retirar tu certificado. Aunque por lo general solemos mandarlo por mail.

Edgardo De la Fuente: Ya veo.

Cursos de Instagram: ¿Cuál es tu duda, Edgardo?

Edgardo De la Fuente: En realidad ninguna ahora que me estas comentando esto. Es solo que pensaba en algo más personal.

Cursos de Instagram: Mirá, si tenes dudas sobre si somos confiables o no, en nuestra página de Facebook están las referencias de todos nuestros clientes para que despejes todas tus dudas y te quedes más tranquilo.

Edgardo De la Fuente: No hace falta, ya me quedo todo bastante claro.

Cursos de Instagram: ¡Genial! :D

Edgardo De la Fuente: Lo que sí, me da un toque de desconfianza hacerte el pago y que después no me llegue el producto, viste.

Cursos de Instagram: No te estaría entendiendo.

Edgardo De la Fuente: Me refiero a la entrega.

Cursos de Instagram: ¿Entrega de qué? Si te referís a los cursos, ya te dije que no son presenciales.

Edgardo De la Fuente: No, no hablo de los cursos. Pensé que nos estábamos entendiendo.

Cursos de Instagram: Mirá, no te lo tomes a mal, pero la verdad que no estoy entendiendo a donde queres llegar, ni a que te estas refiriendo.

Edgardo De la Fuente: De la entrega te hablo, Julieta.

Cursos de Instagram: ¿Qué entrega?

Edgardo De la Fuente: Hace más de media hora que venimos hablando. Pensé que a esta altura ya había pasado la prueba.

Cursos de Instagram: ¿Me estas cargando?

Edgardo De la Fuente: Nunca me gustaron las bromas.

Cursos de Instagram: ¿Entonces de que prueba me hablás?

Edgardo De la Fuente: Me refiero a que creo haberte dejado bien en claro que quiero comprar.

Cursos de Instagram: No te entiendo, ¿Qué queres comprar?

Edgardo De la Fuente: “Los cursos.”

Cursos de Instagram: Ya te dije, pagas con tarjeta y se dan por Skype. ¿Me estas tomando el pelo?

Edgardo De la Fuente: A mí me parece que la que me toma el pelo sos vos, que te pones a jugar con mi tiempo. Te dije que quiero comprar. Por eso estaría bueno que cerremos el tema de la entrega cuanto antes.

Cursos de Instagram: ¿¿Pero entrega de qué??

Edgardo De la Fuente: De la mercadería.

Cursos de Instagram: A vos te falla me parece.

Edgardo De la Fuente: ¿Me equivoque de página entonces?

Cursos de Instagram: Me parece que le pifiaste mal.

Edgardo De la Fuente: Claro, es eso, o vos te haces la desentendida para seguir probandome.

Cursos de Instagram: ¿De qué hablas flaco?

Edgardo De la Fuente: ¿No venden drogas ustedes?

Cursos de Instagram: ¿¿¿QUEEEE???

Edgardo De la Fuente: Listo, ya está. ¿Podemos hablar sin vueltas ahora?

Cursos de Instagram: Sos un tarado, ¡¡Nosotros no vendemos drogas!!

Edgardo De la Fuente: Veo que vas a seguir fingiendo.

Cursos de Instagram: Mira, vos debes ser un tarado o un desubicado. Te digo que nosotros no vendemos droga, no sé qué te habrás fumado para salir con eso.

Edgardo De la Fuente: Es que todavía no me fume nada, ese es el problema. Y la culpa la tenes vos, que no me queres vender.

Cursos de Instagram: Vos estás mal de la cabeza.

Edgardo De la Fuente: ¿Por qué? ¿Por qué te quiero comprar?

Cursos de Instagram: Anda a comprar a otro lado, nosotros no vendemos drogas. No somos delincuentes.

Edgardo De la Fuente: ¿Vos de verdad me queres hacer creer que ustedes realmente se dedican a dar cursos de Instagram por Skype, y que la gente les paga por eso? Si no me queres vender Julieta, todo bien, pero no me tomes por idiota, te lo pido por favor.

Cursos de Instagram: Es que la verdad creo que sí sos un idiota por andar pensando que la gente anda vendiendo drogas por Facebook.

Edgardo De la Fuente: ¿A vos te parece que la gente no utiliza las redes sociales para vender drogas e incluso cosas mucho peores?

Cursos de Instagram: Puede ser, ¡Pero nosotros no! ¡Cortála de una vez!

Edgardo De la Fuente: La verdad creo que no tiene sentido que sigamos hablando.

Cursos de Instagram: La verdad que no.

Edgardo De la Fuente: Pasáme con un tu supervisor por favor, o dame algún mail por donde me pueda poner en contacto con él.

Cursos de Instagram: ¿Qué supervisor?

Edgardo De la Fuente: El supervisor de Drogas.

(Me bloquea)


Al día siguiente le vuelvo a hablar. Obviamente desde otra cuenta.


Facundo Ortiz: ¡Buenas, buenas!

Cursos de Instagram: ¡Hola, Facundo!

Facundo Ortiz: Quería consultar por los cursos de Instagram.

Cursos de Instagram: Facundo: Te comento que los cursos se brindan por Skype, tres veces por semana y tienen un valor de $2.498 por mes. En caso de abonar con visa tenes un descuento del 10% en caso de pagar los primeros dos meses juntos.

(Si bien no tenía la certeza de que la persona que me estaba hablando era la misma que ayer, asumí que muy probablemente tras la última conversación con Julieta, tuvieron una reunión en su cuartel general donde acordaron ser lo más breve posible a fin de evitar que las conversaciones se vuelvan tan extensas y tediosas. Por lo que directamente me responde pegando un mensaje predefinido).

Facundo Ortiz: Ah, bueno, genial. Mirá, el dinero no sería problema porque a mi familia le sobra por suerte. Lo que si necesito es que me confirmes si estos cursos son realmente efectivos.

Cursos de Instagram: A ver, ¿vos que buscas precisamente con la cuenta?

Facundo Ortiz: Quiero juntar seguidores, y que las fotos que subo tengan la mayor cantidad de likes posibles, ¿se podrá?

Cursos de Instagram: ¡Si, obvio! Decime Facundo, ¿Qué tan constante soles ser con las subidas a Instagram?

Facundo Ortiz: Y mirá yo trato de que la cuenta este siempre activa, viste. Por lo que subo fotos todo el tiempo. Apenas me levanto lo primero que hago es sacarme una selfie, pero nadie le pone me gusta.

Cursos de Instagram: ¿Probaste con ponerle filtros a las fotos?

Facundo Ortiz: A todas les pongo filtro. Ayer fui a desayunar a Las Cañitas en lugar super top, super caro, me pedí una tostada y el mozo ni termino de ponérla en la mesa que ya le había sacado una foto. ¿Sabes cuantos likes conseguí?

Cursos de Instagram: Jajajajaj ni idea, ¿Cuántos?

Facundo Ortiz: Cero. No sé de qué carajo te estas riendo la verdad.

Cursos de Instagram: Bueno, te pido disculpas. Mirá, quédate tranquilo Facundo que la idea del curso es justamente ayudarte a que sepas cuales son los mejores filtros para cada tipo de foto y los horarios que por lo general suelen tener un mayor número de vistas. Por ejemplo si vas a compartir la foto de un desayuno lo ideal sería que la subas por la mañana, entre las 8 y 9 que es cuando la gente suele desayunar antes de ir a trabajar. Si es durante el fin de semana, ahí capaz te conviene esperar una hora antes de subirla, ¿Me entendes?

Facundo Ortiz: Sí, te entiendo perfectamente. Ya solo con hablar con vos siento que estoy aprendiendo un montón. Ni me quiero imaginar lo bueno que son esos cursos.

Cursos de Instagram: :)

Facundo Ortiz: ¿Te hago otra consulta?

Cursos de Instagram: Por favor.

Facundo Ortiz: ¿Las drogas me las envían a mi domicilio o las tengo que retirar yo?

Cursos de Instagram: ???????

Facundo Ortiz: ¿Qué?

Cursos de Instagram: Honestamente espero que te hayas equivocado de conversación.

Facundo Ortiz: No me equivoque de conversación, para nada. Para eso tendría que estar drogado pero vos no me queres vender.

Cursos de Instagram: ¿Vos sos el pelotudo de ayer?

Facundo Ortiz: No sé de qué pelotudo hablas.

Cursos de Instagram: ¿Edgardo?

Facundo Ortiz: Edgardo De la Fuente. Ese es mi nombre, sí.

Cursos de Instagram: Ah pero vos estás desquiciado directamente.

Facundo Ortiz: ¿Puedo tomarme el atrevimiento de preguntar por qué?

Cursos de Instagram: Lo tuyo es para manicomio.

Facundo Ortiz: ¿De nuevo? ¿Por?

Cursos de Instagram: Porque se ve que no tenés nada mejor que hacer de tu vida que andar molestando a la gente que labura.

Facundo Ortiz: Perdón, ¿Y quién te dijo a vos que no estoy laburando?

Cursos de Instagram: Entonces seguí con tu laburo pero a mí no me jodas más flaco. Sos re pesado.

Facundo Ortiz: Eso no va a poder ser Julieta, lamentablemente.

Cursos de Instagram: Me da igual. Deja de estar fastidiando a la gente Facundo.

Facundo Ortiz: Facundo no, Julieta. Edgardo. Edgardo De la Fuente.

Cursos de Instagram: Me importa una reverenda mierda. Llamate como se te cante el orto, pero a mí no me jodas más.

Facundo Ortiz: Veo que no tenes idea de quién soy.

Cursos de Instagram: Sí, un pelotudo que no tiene nada que hacer.

Facundo Ortiz: A mí me dicen el Pablo Escobar de Facebook.

Cursos de Instagram: Ay Dios, no podes ser más idiota.

Facundo Ortiz: Disculpame, pero idiota debes ser vos, que te pensas que no me doy cuenta de lo que estás haciendo.

(Me bloquea de nuevo)

Pasan diez minutos y le vuelvo a hablar. Afortunadamente ya había tomado las precauciones necesarias, por lo que ya tenía otra cuenta preparada.

Príncipe Vegeta: Te haces pasar por un chupasangre que le roba la plata a la gente con eso de los “cursos de Instagram,” pero es tan solo una fachada para ocultar el imperio de narcotráfico que administran desde las sombras, ¿no? Todo para despistar a la competencia. Muy astuto. Pero ineficaz contra mí.

Cursos de Instagram: Jajajajajajaj ay por Dios, y encima esa foto de perfil con dibujitos. La verdad que me das mucha lastima.

(Cuando dice “dibujitos” se refiere por supuesto a la imagen del conocido personaje de Dragon Ball, que en ese momento estaba usando como foto de perfil.)

Príncipe Vegeta: Lastima das vos que le querés sacar plata a la gente por decirle cuales son los mejores ángulos para sacarle fotos a una tostada, ¿no te da vergüenza?

Cursos de Instagram: Por lo menos me gano la vida haciendo lo que me gusta.

Príncipe Vegeta: ¿Vendiendo drogas?

Cursos de Instagram: ¡Ya te dije que no vendemos drogas!

Príncipe Vegeta: Es que la verdad ya no sé qué es peor. A esta altura me parece hasta más honesto que vendas drogas por Facebook a que le digas a la gente a qué hora se tiene que levantar para ir a sacarse una selfie al baño.

Cursos de Instagram: Sos una basura.

Príncipe Vegeta: Es más, si finalmente resulta que no vendes drogas te diría que estoy bastante decepcionado.

Cursos de Instagram: Vos porque debes estar al pedo todo el día. Ni debes trabajar. ¡¡¡BASURA!!!

Príncipe Vegeta: Mi trabajo es más que interesante.

Cursos de Instagram: A ver contame. Te juro que la curiosidad me está matando, ¿Qué sos? ¿corredor de bolsa?

Príncipe Vegeta: Somos empresarios.

Cursos de Instagram: Aaaaaaaaaaah, y a ver ¿Qué hacen?

Príncipe Vegeta: Nos dedicamos a asaltar planetas para después venderlos.

Cursos de Instagram: ANDÁ A LA CONCHA DE TU HERMANA.

Príncipe Vegeta: ¿Me vas a vender las drogas o no?

(Me bloquea)

Para ese entonces ya había comprado dos cosas. Que la mina realmente era un parasito que se dedicaba a dar “cursos intensivos de Instagram” por la modesta suma de $2.500 al mes, y que además era una mal educada. Porque si ustedes analizan bien la conversación, yo en ningún momento le falté el respeto.

De todas formas a los dos días le vuelvo a hablar. Sobra decir, nuevamente desde una cuenta diferente.

Tyrion Lannister: Hola, ¿cómo va?

Cursos de Instagram: ¡Hola! Todo bien por suerte, ¿vos?

Tyrion Lannister: Bien. Estoy interesado en lo que hacen.

Cursos de Instagram: ¡Bárbaro! Decime, ¿hay algo que quieras saber en particular?

Tyrion Lannister: Una sola pregunta.

Cursos de Instagram: Decime =D

Tyrion Lannister: ¿A cuánto la línea de merca?

(Me bloquea)

Más tarde cuando mi amiga Claudia me preguntó cómo me había ido, le dije que por lo menos había podido corroborar que la página era realmente autentica. “¿Y qué onda el trato?” me pregunta. “¿Son copados?”

“Hablamos bastante,” fue lo único que le dije.

Por las dudas le dije también que en el caso de que decidiera contactarlos, les diga que iba de parte mía. Refiriéndome no a mí nombre real, por supuesto. Porque conmigo técnicamente no habló.

“Deciles que vas de parte de un tal Edgardo De la Fuente, que seguro te hacen un descuento.”

Ojala que le vaya bien, pobre Claudia. Habrá que esperar.




jueves, 5 de octubre de 2017

Beneficios de que Argentina no vaya al Mundial 2018


Visto y considerado que la participación de nuestra selección de fútbol en el próximo mundial a celebrarse en Rusia pende de un hilo, me pareció más que oportuno escribir un artículo planteando un escenario en donde ocurriese lo peor. A fin de poder brindarte unas palabras de aliento que te sirvan de preparación para el hipotético caso en el que la selección albiceleste no logre la clasificación y termine por hundirse en las turbulentas aguas del fracaso una vez más (solo que esta vez sería más temprano que de lo costumbre, pero la idea es la misma).

Ya que vos no tenés que dejar de pensar ni por un segundo que el objetivo de este blog es ver siempre el lado positivo de las cosas.

“No W, no se le puede encontrar un lado positivo a esto. Si la selección no va al Mundial te juro que me mato. Me pego un tiro.”

Tranquilo que yo estoy para ayudarte, bruto hijo mío. Porque con ese pensamiento digno de un orangután, la verdad que te podrías pegar el tiro ahora y nos haces un favor a todos. ¿Te daban cloro de chico?



Analizaremos en profundidad el comportamiento que suelen tener estos seres durante el desarrollo de este campeonato tan importante, capaz de generar todo tipo de emociones al mismo tiempo y en todo el planeta. Sin embargo, en este artículo me limitare a hablar puntualmente del hincha argentino.

El hincha casual, ese que suele ver los partidos por televisión y de tanto en tanto asiste a la cancha, basta tan solo con que dé inicio el mundial para que automáticamente entre en un estado psicótico que, si está en la vía pública y no tiene una tele a mano, lo llevara a irrumpir en cualquier lugar para preguntar a quién sea que se cruce en su paso lo siguiente: “¿Sabés cómo va el partido?”

No importa si es un local a la calle, una fiesta  o un velorio a cajón abierto.

“Disculpe Padre, ¿sabe cómo va el partido?”

Y lo peor de todo es que ni siquiera es un requisito excluyente que esté jugando la selección. Capaz que vos estás tranquilo en tu hogar almorzando con tu familia, cuando de repente notás que se asoma la cabeza de uno de estos subnormales por la ventana, quien sin importarle nada, sobre encima de los ravioles procede a preguntarte cómo va el partido entre Mongolia y Armenia. Blandiendo un argumento tan estúpido e incoherente como su misma existencia al decirte que el resultado de dicho partido es de vital importancia ya que el resultado puede definir a uno de los próximos rivales de Argentina en la copa, y que si no lo ves la selección va a perder por 28 a 0 siendo vos el único responsable.

De más está decir que en el supuesto caso de que optes por decirle que no estás mirando el partido porque simplemente no te interesa y que además tu hijo te pidió por favor que le pongas el Blu ray de “Mi Villano Favorito”, automáticamente vas a ser calificado de traidor a la patria, quien no se interesa por su país y que básicamente vos mataste a todos los soldados que murieron en Malvinas.

-E amigo como no va a mira’ el partido. ¿Que no te importa tu pai amigo?
-Me importa y mucho. Lo que no me importa es el partido. Entendeme, por favor.
-No gato, no te importa, sos re gato loco.

Créanme que si bien la perspectiva de que nuestra selección no participe en la próxima Copa del Mundo puede ser más que desalentadora para todos, va estar bueno no tener que lidiar con estos individuos de nula inteligencia.

A parte lo que más destaco sin lugar a dudas es el cinismo que tiene esta gente. Porque la misma persona que te tilda a vos de antipatriota, traidor, renegado y anda a saber que otra pelotudez, muchas veces es la misma que durante los cuatro años antes del mundial se la pasa quejándose diciendo que el país es una cagada, que todo lo que se fabrica acá es de segunda, y que si pudiera se iría a vivir a cualquier otro país para no volver más nunca.
Como si tu interés y/o devoción por un deporte fuese lo que te define.
Es hasta gracioso incluso. Porque todo ese patriotismo que estos fulanos dicen tener, desaparece por completo una vez que la selección queda eliminada. Ahí todos los jugadores pasan de ser héroes a unos “pecho fríos” que no juegan por el amor a la camiseta sino por el dinero.

Ay por favor, ¿really? ¿De verdad me estás diciendo que los jugadores salen a la cancha por la plata? No te la puedo creer, ¿en serio? Te juro que pensé que lo hacían por el amor que le tienen al país y a su gente, que tan bien los trata y recibe, siempre y cuando los resultados sean favorables, claro.

Otro punto favorable de que Argentina no vaya la cita mundialista sería la aniquilación temprana de toda esperanza y expectativa que se genera y va creciendo a medida que la selección va abriéndose paso hacia las fases finales de la copa para después terminar perdiendo contra como Alemania.

A ver, siempre me consideré una persona cien por cierto optimista y positiva. Pero ey, seamos realistas. La selección no va a volver a ganar una Copa Mundial. Ni esta, ni ninguna otra, porque somos un puto asco jugando, y cuanto antes pueda la gente asimilar este hecho factico, mejor.

Lo que pasa es que muchas veces la gente, desnuda en su estupidez, se aferra a las épocas doradas del Diego –ese que en épocas de mundial para todos es una leyenda del futbol y el resto un drogadicto inútil- pensando que si te pasan la misma jugada contra los ingleses en el 86 una y otra vez en cuanta propaganda se te ocurra, lo mismo se va a repetir con Messi. Porque de alguna forma necesitamos crear un héroe que sirva de sucesor al jugador más habilidoso que tuvimos, a efectos de que nos ayude a evadir la cruda realidad de que somos unos losers de primera que no pueden ganar ni el mundial de panchos bajados con agua.
 

Otro beneficio digno a mencionar es que no vamos a tener que lidiar con esas movilizaciones de memes y frases ridículas que se comparten por las redes sociales. Frases estilo “Hoy somos todos argentinos.” Muy importante recordar esto porque no hay que olvidar que vos sos argentino de lunes a jueves y el resto de la semana sos taiwanés.

Todo esto, en teoría, a fin de reforzar el sentimiento de unión y solidaridad entre los habitantes de una misma nación. Sentimiento que, vale aclarar, va a quedar anulado una vez que se termine el mundial. Ahí el país vuelve a ser tierra de nadie y si llegaras a ser una persona mayor esperando a que alguien te ceda un asiento en el bondi, la misma persona que se abrazó con vos para festejar un gol, muy probablemente se haga el dormido para no dártelo.

Y demás está decir que la eliminación de Argentina en el certamen, le va a dar la oportunidad perfecta al sector cabeza para salir a romper vidrieras, saquear y prender fuego la fucking ciudad. Eso, entre tantas otras cosas primitivas que esta gente está acostumbrada a hacer para manifestar su “descontento”.



Por otro lado es reconfortante saber que no vas a tener que fumarte al pelotudo feliz de turno que se dedica a relatarte el partido por Facebook. Esos que actualizan sus estados poniendo cosas como “GOOOOOOOOOOOLLLLL” o “¡Uy, que cerca pasó eso!” pensando que uno lo va a leer y va decir “¡Guau! Mirá que data interesante sube este pibe, no es como si no tuviese 5 televisores en mi casa.” Pero no, uno lee comentarios como este y lo único que piensa es “Pobre pibe, le falla.”
 

Por lo que en definitiva concluyo ¿para qué molestarse en clasificar al mundial para después ver como un equipo mejor que el de uno se lleva el trofeo a casa? Y lo estoy diciendo con la mejor de las ondas posibles, de verdad. ¿Para qué luchar si la batalla está perdida de antemano?

En fin, ¡Vamos Argentina!