Algo
que siempre me llamó poderosamente la atención sobre este tópico, son
los distintos tipos de personalidades con los que nos podemos llegar a
encontrar y con los cuales nos vemos obligados a lidiar dentro de
nuestro círculo social. Personalidades que bien pueden resultar
encantadoras y atractivas, como también nefastas y monótonas.
Es
por eso que en este artículo haré mención a las clases más destacadas
que, ya sea por pertenecer a un extremo u otro son dignas de un análisis
sociológico que solo yo, un desconocedor absoluto en la materia que no
lograría juntar ni tres personas para armar un triste picado el domingo,
podría hacer.
Arrancamos.
El pajero:
Este
triste individuo posee la cualidad de querer voltearse a todo lo que
tenga agujero y haga sombra, sin importar que sea un aro de básquet. No
puede ver una persona del sexo opuesto sin que le exploten las hormonas,
lo cual lo lleva automáticamente a un estado de apareamiento
incontrolable, alimentado por la falsa idea de que es una persona
atractiva y con levante. Un forro, bah.
Para lograr su cometido
apelara a todo tipo de comentarios que en el 99% de los casos aluden de
forma ordinaria a los atributos físicos de la persona que tuvo la
desdicha de entrar en su campo visual, mientras que el otro 1% consiste
en hacer todo tipo de silbidos que a la fecha, su promedio de
efectividad continua siendo del 0,0000000000000%.
Esta gente no
tiene filtros ni parámetros de ningún tipo a la hora de acortejar al
genero opuesto. Es como si tuviesen una ametralladora con munición
infinita: le tiran a todo lo que se mueva.
Pasa una chica promedio atractiva y su reacción va a ser:
“Le re doy.”
Pasa una cebra con pollera y su reacción va a ser:
“Le re doy. Vení que te dejo esas rayas para adentro mamita.”
Y
a vos como amigo no te va a quedar otra alternativa que caminar para el
otro lado, haciendo de cuenta que no lo conoces, porque lo último que
necesitas es que te relacionen con un individuo así.
El mitómano:
Lejos
de resultar molesto, el sujeto termina por despertar cierta ternura, ya
que no solo él sabe que está mintiendo, si no que el resto del grupo
antes de que habrá la boca ya se mira con una sonrisa de complicidad en
el rostro, porque saben que va a decir algo que no es verdad. Llega un
punto en el que nadie logra mantener la compostura y todos estallan en
carcajadas incluso antes de que el mentiroso termine de contar su
anécdota inventada. El mentiroso, indignado porque ya nadie le cree nada
cuando el mismo sabe que está mintiendo, entra en un estado de
reflexión y de una vez por todas decide empezar a decir la verdad.
Para
ese entonces ya todo es demasiado tarde, por supuesto. Es tal la fama
que se hizo, que ya nadie espera que diga la verdad y toda la gente a su
alrededor da por sentado que todo lo que salga de su boca hay que
tomárselo con un humor, porque claro, el pobre idiota no tiene la culpa
de haber nacido así.
Y todo es broma hasta que un día sucede una desgracia:
“¡Chicos! ¡chicos! ¡Me acabo de enterar de algo muy grave!” grita el mentiroso, irrumpiendo en la sala donde sus amigos se disponían a comer una picada acompañada de un par de cervezas.
Juan, uno de sus mejores amigos de toda la vida, solo se limita a sonreír y le pregunta “A ver Julio ¿Qué te paso ahora?”
“El
Gordo Ruben se escapó de la cárcel y sabe que nosotros fuimos los que
lo denunciamos a la policía. Está viniendo para acá Juan, dice que nos
va a matar a todos. ¡Viene con un hacha!”
Obviamente todo se
empiezan a reír. Juan, sonríe mostrando una dentadura perfectamente
blanca como la nieve misma, al tiempo que sostiene su pipa en la mano y
se pregunta hasta cuando su amigo va a dejar de ser tan pelotudo. “Está bien Julio, gracias por avisar, ahora sentate y comé.”
“¡Es en serio boludo!”
“Ay Julito…hasta cuando vas a dejar de ser tan pel-”
“Pelotudo”
había querido decir Juan, pero jamás llego a terminar la frase porque
en efecto, el Gordo Ruben se había escapado de la cárcel y le había dado
un hachazo con tal fuerza, que hizo que uno de los ojos de Juan saliera
despedido de su órbita y fuera a parar directo a la mesa, entre el
queso y el salame.
El impuntual:
¿Qué paso que llegas a esta hora? Quedamos en encontrarnos a las dos de la tarde y son las cinco.
¡Uy boludo, no sabes lo que me pasó!
Estos
tipos no tienen cura y pueden llegar a sacar de las casillas a
cualquiera. Sin importar el lugar y la hora que sea, el impuntual
siempre se las va a ingeniar para llegar tarde. Y lo más frustrante de
todo es que el impuntual siempre va a tener una excusa para
justificarse.
Te manda un mensaje diciendo que llega en diez minutos pero en realidad recién le está poniendo la mermelada a la tostada.
Y
si es necesario, como último recurso intentara demostrar que de alguna
forma, por alguna razón de tiempo, espacio y materia, vos tuviste la
culpa de que llegó tarde. “Lo que pasa es que me pasaste mal la
dirección”, “Nunca quedamos en ningún horario,” “Te mande un mensaje
avisándote ¿no te llego? Ese celular te está andando mal eh”.
El repertorio de excusas es infinito por lo que es al pedo discutir con esta gente.
El neutral:
El
típico sujeto que se conoce a todos y se lleva bien con todos, sin
llegar a establecer un lazo fuerte con alguien. Básicamente la función
del neutral es juntar uno o dos dato de cada miembro del grupo que le
permita mantener una conversación llegado el incómodo caso en que se
encuentre a solas con la persona. Ignorando totalmente el hecho de que
muchas veces cuando no se tiene nada para decir, cuando el tema de
conversación ya está agotado y no tiene ningún otro tópico con el cual
pueda dar pie a una conversación fluida y decente, lo mejor es quedarse
callado.
Supongamos que hay una fiesta, el neutral llega al evento
dentro de un horario que no califica ni como muy temprano, ni como muy
tarde, sino como, valga la redundancia, un horario
neutral.
Saluda
a cada uno con alguna otra pregunta del rigor como “¿qué tal el
laburo?” o “¿qué frio no?” ciñéndose al más estándar de los protocolos
sociales; cuando de repente ve a fulano sentado en un sillón comiendo
una empanada de humita con un vaso de coca en la mano y decide
acercarse.
En esta situación, el Neutral puede optar por dos cosas:
1-Hacer un monologo sobre que significa la empanada de humita para el y porque no es uno de sus gustos preferidos.
2-El
neutral sabe que a Fulano le gusta System of Down, esta completamente
seguro, no solo porque se lo pregunto veinte veces cuando lo vio con una
remera de la banda puesta, sino también porque el mismo le dijo en una
ocasión que a el también le gustaba y que le parecía una muy buena
banda. Esto, sin embargo es falso, porque el único tema de System of
Down que escucho el Neutral en su vida fue Chop Suey. Un tema que hasta
mi abuela de 80 años seguramente conoce.
Pero bueno ya esta ahí. Se acerca a Fulano, Fulano lo mira al tiempo que piensa “Dios mio, por favor que no me venga a decir que el otro día estuvo escuchando Chop Suey porque lo mato.”
-Eu, ¿todo bien?
-Todo tranqui ¿vos?
-También, sabes que el otro día justo me puse a escuchar un tema de System of Down y me acorde de vos.
En
ese momento Fulano, que estaba completamente inmerso en la
conversación, no hace otra cosa que lamentarse al tener que excusarse,
cuando de repente se acuerda que tenía que ir a chequear un mail que le
había llegado a la mañana de Carrefour con ofertas de 50% de descuento
en latas de atún.
Pobre
Neutral, no es que sea un mal tipo, pero al no tener una personalidad
con gustos definidos, nunca termina de encajar en un grupo; y sus amigos
no hacen otra cosa mas que preguntarse porque corno lo siguen invitando
a las juntadas.
El sarcástico:
Es aquella persona que diciendo una cosa nos da a entender exactamente lo contrario. Y hasta ahí.
El
sarcástico es la clase de amigo más peligrosa de todas, por el simple
hecho de que nunca vamos a saber cuándo nos está hablando en serio y
cuando nos esta boludeando. Rasgo que lo diferencia de manera tajante
del Mitomano.
Supongamos que Mengano lo invita a Sarcastico a su
fiesta de cumpleaños, una semana después se lo encuentra por casualidad
en la calle y al no haber cruzado palabra con el desde el día del evento
en cuestión le pregunta que tal la paso.
"Espectacular
che, en mi vida me habían honrado tanto al invitarme a un evento de
semejante envergadura. La verdad, una velada encantadora. Que se
repita."
Entonces
Mengano se queda pasmado ante la respuesta, sin poder dilucidar si su
amigo le está diciendo que la paso realmente bien en su fiesta o que le
pareció una reverenda mierda.
Esta
gente ha llevado el sarcasmo a unos niveles tan altos, que ellos mismos
han perdido la noción de cuando están siendo irónicos y cuando no.
Vamos con otro ejemplo:
Maria
se va a trabajar un lunes y decide ponerse el vestido nuevo de color
verde que finalmente se decidió a comprar durante el último fin de
semana.
Lo
venía viendo hace un mes, y sin embargo no lo compro hasta ahora porque
sabía que primero tenía que bajar de peso o de otra forma, el vestido
no le iba entrar.
Entonces
María decide ponerse bajo un estricto régimen y tras haber ido a correr
tres vueltas al parque durante dos semanas todos los días después de
cursar, creyó que finalmente había bajado esos 5 kilitos de más que la
separaban de poder lucir la preciada prenda.
Resulta
que después de llegar a la oficina, Maria decide ir a la máquina de
café por su cappuccino de todas las mañanas, cuando de pronto en el
pasillo aparece Sarcastica y le dice:
“Pero que lindo vestido. Te queda pintado eh.”
Maria
entonces, presa del pánico, no sabe si puede realmente dar crédito a lo
que la hija de puta de Sarcastica le está diciendo, que el vestido le
queda bien, o que está hecha una gorda de mierda y el vestido no hace
más que resaltarle los flotadores que tiene a los costados.
Y
nunca lo va a saber, porque con la gente sarcastica siempre es así,
pero igual por las dudas Maria decide renunciar a la empresa donde había
trabajado durante diez años para irse a llorar a su casa y nunca más se
vuelve a saber de ella.
ja yo soy neutral sarcastico y un poco bromista y cabreado en un debate xd
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