martes, 27 de diciembre de 2016

Vegetarianismo: una visión realista y constructiva

Si nos acercamos a una persona común y corriente y le preguntáramos en que consiste ser vegetariano es muy probable que esa persona nos responda de manera simple y concisa que ser vegetariano consiste, básicamente, en no consumir ningún tipo de carne.

Ahora, ¿qué pasa si le hacemos la misma pregunta a una persona vegetariana?

En el 99.99% de los casos, la persona en cuestión va a sacar pecho y levantando la cabeza nos va a decir que ser vegetariano es más que una simple y mera elección. Que ser vegetariano es un arte, un estilo de vida y que sus actos son determinantes para el transcurso del Universo, actuando como instrumentos directos de Lechuzeus, el Dios de los vegetarianos.

El credo de esta gente es algo que me parece fascinante, o por lo menos me despierta cierta curiosidad ¿no? Es por eso que con el siguiente articulo pretendo hacer un análisis lo más completo y constituido posible sobre los perfiles más destacados que nos podemos encontrar entre estos organismos de vida, que sin duda, están a años luz de nosotros y de nuestro comportamiento asesino y barbareo.



Yo al menos puedo distinguir dos tipos de vegetariano. El vegetariano normal y el vegano.

¿Cómo los identifico? Te preguntaras. Bueno, déjame decirte que vos no vas a tener que hacer absolutamente nada. Es más, son ellos los que te van a encontrar.

Al normal lo vas a poder reconocer fácilmente porque el tipo lleva la cuenta exacta de los minutos y segundos que pasaron desde que decidió hacerse vegetariano. Y no va a escatimar en recursos para anunciarlo al mundo. Porque si no lo hace parece que se quedan sin oxígeno y mueren por hipoxia cerebral.

“Hace dos semanas y un día que no como nada de carne =) ”

Este tipo de estados nunca faltan, y ahí van a estar los amigos del sujeto, no sé si todos pero por lo menos los que logren lidiar la vergüenza que van a sentir al leer semejante pelotudez. Poniendo cosas como:

“Grosso,” “vamos que se puede,” “felicitaciones por el logro.” Boah. El logro. Como si el chabón hubiese ganado el premio MERCOSUR de Ciencia y Tecnología, dejame de joder.
Lo más tedioso es que no conformes con someternos a leer sus crónicas sobre la dicha y gloria de ser vegetariano, todos los santos días sin excepción alguna, el sujeto va a proceder a compartir artículos y videos en donde se muestra todo el maltrato por el que pasan los pobres animales. Cuando la realidad, y con esto pretendo ser lo más sensible y receptivo posible, es que a las personas no vegetarianas, les chupa un huevo el proceso por el que pasa el animalito antes de pasar por la parrilla y finalmente llegar a su plato.

Razón por la cual no necesito fumarme un documental de hora y media para que al final me digan que soy una mierda y que cuando muera una vaca humanoide me va agarrar a mazazos en el Infierno por toda la eternidad mientras Lucifer se toma una ginebra y mira con regocijo.

Lejos de ser instructivo con el material que compartís, entende que estas siendo irritante. 


A nadie le interesa saber cuáles fueron los motivos que te indujeron/inspiraron a hacerte vegetariano. Come toda la verdura que quieras, en serio. Pero en silencio, sin molestar a los demás.
 
Mientas tanto el vegano, es básicamente todo lo que acabo de mencionar arriba con la diferencia de que su dieta consiste en no solo dejar de consumir carne, sino cualquier producto de origen animal. Así como el queso y la leche. Porque todos sabemos que ponerle dos gotas de leche al café es un crimen y debería estar sancionado por la ley bajo la pena capital.

“Hoy casi compro un sache de leche en el super pero desistí al recordar el estrés psicológico al que son sometidas las vaquitas y que tranquilamente se puede vivir a base de semillas, cereales, nueces y avellanas.”

Sublime. El tipo es una ardilla, felicítenlo.



El problema se agrava aún más cuando nos encontramos con alguien así dentro de nuestro círculo social.

La idea de juntarse con amigos siempre está latente, pero al mismo tiempo limitada a causa de las obligaciones de nuestra vida cotidiana.
Cuando finalmente logran ponerse de acuerdo tras días de debate en el grupo de Whatsapp todo es felicidad absoluta hasta que se dan cuenta de que organizaron un asado para el próximo domingo y se estaban olvidando Carlos, el vega del grupo. Que problema che.

“Uy diculpá, cierto que vos no comes nada de carne. Mirá, tengo una lata atún. De ultima te la puedo mezclar con un poco de arroz ¿Te parece?” dice uno de los amigos con toda la buena onda del mundo. Sin embargo vemos que Carlos no solo dice que no, rotundamente, sino que se ofende.

“Me parece que sos un desubicado. Si vos no tenes problema en atentar contra la vida de las criaturas marinas es un tema tuyo. Yo jamás, y préstame atención porque cuando digo jamás es que antes prefiero estar muerto, sería participe de semejante acto tan ignominioso y repudiable. Asesino de mierda. Vos y tu familia,” grita el tipo blandiendo un cúter mientras lo sostienen entre cuatro.

Tranquilizate campeón, creo que tengo una bolsita de semillas de girasol en la cocina, pero por favor no nos hagas nada.

martes, 13 de diciembre de 2016

Recordando Fotolog

El siguiente artículo puede ser considerado como una especie de retro-review. Un análisis en retrospectiva a lo que fue considerado como uno de los tiranosaurios del internet, extinto ya hace bastantes años pero que indudablemente plantó las bases de muchas de las redes sociales actuales: el Fotolog. O Flag para sus amigos más cercanos.

Es importante aclarar que si en algún momento tuviste un Fotolog no tenes nada de qué avergonzarte, ya que para la época era lo más normal del mundo.

El problema eran las personas que decidían adoptarlo como mantra de vida. Obsesionados al punto de pedirle a cualquier ser vivo con el que se cruzaran en la senda cibernética que le firme el santo fotolog.

Y cuando digo “pedirle” me refiero a que en el mejor de los casos el espécimen en cuestión se iba a dignar a saludar. Por qué no era de extrañar que directamente nos mandara el enlace de su fotolog por Messenger seguido de un “¿me firmas?”

-Hola, ¿Cómo estas?
-www.fotolog.com/mefalla
-¿me firmás?

A esta rama torcida y mal formada del árbol genealógico de la naturaleza se la pasó a denominar floggers, quienes pulularon las redes con su lenguaje primitivo y limitado allá por los años 2007 - 2008 hasta su muerte en 2010. Caídos en batalla ante el ejército de Facebook, quienes ahora ocupan el trono de las redes sociales gracias a los gifs de gatos y al palo de selfie.

Seguramente vos, si tenés menos de 20 años, recostado en tu cama con el celular en la mano estarás pensando “bah, pero entonces, no cambió nada. La gente que usaba Fotolog ahora se pasó a Facebook. Es lo mismo.” Disculpame pero no tenes ni idea de lo que decís. Fueron épocas muy oscuras.

Vos podías estar lo más bien navegando por Internet desde la calidez de tu hogar, descargando pelis con el Ares a full, cuando de repente saltaba la ventanita del MSN al costado derecho de tu escritorio, vos la abrías y te encontrabas con uno de estos organismos de nula inteligencia solicitándote que le firmaras el fotolog del ojete.

En ese momento tenías dos opciones: o mandabas a la mierda al nefasto ser, o despojado completamente de todo lo que pueda llamarse dignidad y amor propio, accedías a firmarle el libro de visitas.
Recordas la sensación ¿no? Estar sentado frente al monitor trabado en la caja de comentarios preguntándote una y otra vez que corno escribirle al subnormal de tu amigo/conocido a fin de que te deje de romper las pelotas por lo menos hasta que vuelva a postear.

Era una situación complicada, ya que por lo general se estilaba a dejar breves comentarios. Un saludo, alguna que otra observación sobre la foto y nada más. Pero las fotos eran todas iguales. En todas salía el o la imbécil en el baño de su casa. El mostrando los abdominales como buen marcho argentino y ella frunciendo los labios al punto de que no lograbas discernir si tenía algún tipo de parálisis facial o simplemente lo hacía de pelotuda que era. Los dos por supuesto, siempre con su fiel amigo el inodoro de fondo.

Entonces vos terminabas optando por dejar un mensaje lo más formal y distante posible para reducir los parámetros de asociabilidad y evitar la desgracia de que que te relacionen con alguien cercano a esta persona.

“Hola Juanelo ¿Cómo estás? Espero que bien. Pasaba a saludar.”

Pusieras lo que pusieras no había escape posible a la idea de sentirte un pelotudo cuando terminabas de escribir.
Más que nada por el contraste que generaba tu mensaje en relación a las otras firmas que dejaba el resto.

Todas seguían un patrón que iba más o menos así:

“Me re paso”
“Ay me paso gordi”
“Besisssss”
“Hola, buen flog me firmas???”
“effeame por reverse”


El horror. A parte ¿por qué “buen flog”? Como si el tipo estuviese hablando sobre algo remotamente relevante. No, nada que ver todos eran lo mismo:

“Hoy salí de la escuela con los pibes y nos fuimos para la plaza. Nos quedamos un rato boludeando. Fue una tarde increíble nos reímos y sacamos fotos. Se los quiere.
Más tarde casa + ducha + cena. Día agitado el de hoy.”

Sí. Un forro.
 

Y como no mencionar al  famoso “effeame por reverse.” Esto era algo que se pedían los usuarios sin importar que llevaran conociéndose más de diez años o 0.05 segundos.
Básicamente era una herramienta que te permitía agregar X fotolog a una lista de favoritos para después poder visualizar todo lo que el usuario de esa cuenta iba posteando de manera más rápida.

A causa de un grave trastorno mental debido a la desatención por parte de los padres, quienes, presos de la vergüenza obviamente los ignoraban, estos seres iban por la vida pidiéndole a la gente que los agregara a favoritos para crear así la falsa ilusión de que tenían amigos.

Pero no era así. En el peor de los casos se juntaban a bailar electro flogger. Un pseudo muy entre comillas baile que practicaba esta gente y que consistía básicamente en cagarse en toda regla corográfica que pusiera existir dando pisotones alternadamente al ritmo de “¡mírenme todos, soy subnormal!”
Vos los veías y lo único que se te venía a la mente era: a) pobres, deben haber metido los dedos en el enchufe b) pobres, tienen problemas motrices c) pobres, tienen convulsiones d) les gusta pisar cucarachas.

La Madre Internet fue sabia y según ella esta gente debía perecer, junto con su electro flogger, sus chupines de colores y Cumbio.
 

Fotolog, garca mal amigo, en donde quiera que estés, tene la seguridad de que no se te extraña ni un poco. Nunca vuelvas, por favor.



lunes, 14 de noviembre de 2016

Criaturas de Mercado Libre

Mercado Libre es sin duda alguna una herramienta que desde su aparición, allá por el año 1999, a todos nos ha facilitado la vida con su práctico pero muy cuestionable sistema de compra y venta.
¿Por qué tirar mi porquería cuando hay alguien en el basto inframundo del Internet que está dispuesto a comprarla? ¿Por qué caminar cuadras enteras para buscar X cosa analizando simultáneamente calidad, precio y distancia, si tengo todo al alcance de la mano con tan solo tipear un par de caracteres desde mi PC o teléfono celular?

La idea es excelente, pero, como todo en esta vida, también tiene su lado oscuro. Donde llegado a un punto uno mismo se plantea “esto es demasiado genial, algo malo tiene que tener.” Ya lo creo que lo tiene. Y como.

Como su mismo nombre lo dice, Mercado Libre es una herramienta totalmente libre y sin ningún tipo de restricciones a la hora de crearte una cuenta, lo que implica que cualquier persona puede crearse una para navegar por el sitio y comprar o vender lo que se le plazca. Cualquier persona.

Y acá es donde empiezan los problemas. Como vendedor, uno quiere librarse de su producto lo más rápido posible y cobrar su dinero. Para eso, crea una publicación con la foto del producto en sí, acompañado de una descripción corta pero sencilla con los detalles del mismo a fin de evitar preguntas innecesarias y acelerar el proceso de venta.
A ver, vamos a dejar algo en claro. Hacer una o dos preguntas no está mal en lo absoluto y ayuda al comprador a despejar sus dudas antes finalmente hacer click en el botón de ofertar. Pero lamentablemente nunca va a faltar el engendro de la naturaleza preguntando alguna pelotudez que, o bien esta explicada en la descripción de la publicación, o la pregunta se responde sola de lo tan anormal que es.


Agarrense de donde puedan, porque estas son: Las Criaturas de Mercado Libre.


Tostadora a la venta, $800, seis años de uso, muy buen estado, publicación activa.

-Hola, ¿la seguís teniendo?
-Buenas tardes caballero. No, no la tengo, por eso sigue publicada. Saludos.


Y lo peor es que pueden llegar a pasar años de arduo procesamiento hasta que la persona en cuestión se percate de que le respondieron sarcásticamente. Mientras tanto el tipo sigue libre causando estragos por la red haciendo estas preguntas pelotudas.


El otro día yo mismo me encontré en una situación similar, intentando vender uno de mis juegos de Playstation 3. El titulo había salido en 2011, pero al ser un disco en formato blu-ray, con que mínimamente lo guardes en su caja es casi imposible que se raye o se estropee. De hecho la publicación no podía ser más clara:

Usado en perfecto estado, con su caja original.

Aun así el tipo tenía que hacer su pregunta, caso contrario, no sé, le estaría faltando esa parte que termina de completar su ser.

-Hola, ¿me podrías decir cuanto tiempo tiene de uso?
-Lo compre en el 2011 cuando salió. Igual el disco esta en perfecto estado.

Esta pregunta de principio nos da la sensación de que no parece estúpida pero si te pones a analizar es bastante estúpida. Porque el tipo me hace la pregunta como si estuviésemos hablando de una heladera. A ver, es un disco en formato blu-ray para correr en una Playstation 3. Mientras lo uses con esos fines, ya sea una película o un video musical de X banda no deberías tener ningún problema. Pero el tipo no sé, habrá pensado que también se lo podía usar de frisbee o para cortar la pizza, anda a saber, la gente es muy rara a veces.

Pero bueno, habiendo sonsacado la información que “necesitaba” el as de las compras replantea su estrategia y arremete con otra pregunta.

-La verdad me lo podrías dejar mas barato ¿no?

Magistral.

De estos, los denominados rat-man, está infestado Mercado Libre.
No importa que el vendedor en la publicación especifique que el precio es solo el publicado y que no acepta canjes de ningún tipo. El rat-man, por instinto, intentara regatear el precio hasta las últimas consecuencias, apelando a los métodos más bajos e impúdicos que te puedas imaginar. Por qué en una de esas, quien sabe, capaz consigue una rebaja de cincuenta centavos y con eso puede morir feliz.

-Estimado, muy buenas tardes. Me interesa la Alienware. Aceptaría canjear por un Samsung Galaxy S4 y un trozo del mejor queso que haya probado en su vida. Retiro hoy mismo, tan rápido como me lleven mis cuatro patas.

Tras recibir como respuesta que se vaya a cagar, obviamente el rat-man va a volver a su guarida, no sin dejar de merodear el artículo en cuestión para ver si un día lo ponen a cien pesos menos. Un hijo de puta.
El otro día yo mismo tuve la desdicha de toparme con uno de estos especímenes en una de mis publicaciones donde tengo a la venta un cartucho de la mítica Nintendo NES. Un título particularmente difícil de conseguir pero como la idea es sacármelo de encima lo publique a un precio razonable.

$600. Usado, muy buen estado.

No paso mucho tiempo hasta que uno de estos famosos rat-man hiciera acto de presencia.

-Hola ¿Te sirven 350? ¿Me lo acerías hasta la estación de Pilar?
-200 y te lo llevo a la puerta de tu casa. Llevo facturas. Eso sí, vos pone los mates.


No termino de asimilar la forreada de pregunta que me estaba haciendo, que el tipo a los pocos minutos me hace otra “pregunta” ofendido, diciendo que soy un irrespetuoso y que la pregunta había sido de “buena onda.”

Este tipo de usuario es insufrible y no tiene descanso. Haciendo gala de su famosa “viveza criolla” se aferran a la idea de que haciendo ese tipo de preguntas “buena onda” van a lograr conseguir X artículo a mitad de precio y tienen el descaro de ofenderse cuando los mandas a la mierda.

¿Te sirven 350? Me serviría que te tires de cabeza dentro del camión de la basura cuando pase por tu casa. Subnormal.

Me han hecho tantas preguntas estúpidas desde que abrí mi cuenta que podría hacer un artículo solo de eso. Es como si la junta directiva de Mercado Libre se hubiese puesto de acuerdo para armar un concurso a fin de condecorar al usuario con la pregunta más pelotuda.

-Me interesa el producto, pero estoy sin auto. ¿Tengo que tomar algún transporte para llegar?
-No necesariamente, podes usar uno de los polvitos esos que usa Harry Potter para viajar por las chimeneas y apareces en el living de mi casa. Salame.



Como siempre, si el articulo fue de su agrado, no se olviden de compartir.

lunes, 31 de octubre de 2016

Evitemos las masas

El nivel de idiotez que puede llegar a alcanzar el ser humano es ilimitado, y esto, se potencia mucho más cuando lo encontramos en grandes grupos.
Pero antes que nada es necesario que nos detengamos un momento a preguntarnos lo siguiente: ¿Qué es un idiota?

Para ponerlo en términos sencillos podemos decir que un idiota es una persona que a través de sus actos, genera consecuencias negativas en la gente que lo rodea. En ese caso lo único que tenemos que hacer es ignorarlo, que siga con su vida, ya se encargara de aguantarlo otra persona.

Hasta ahí todo bien, pero ¿Qué pasa cuando el idiota se encuentra con otra persona igual o más idiota que él y esto a su vez hace que más idiotas se les unan? Y lo peor de todo: que por una serie de eventos desafortunados de la vida nos veamos arrastrados a este círculo vicioso de estupidez.

Vamos con una situación:

Juanelo tuvo la mala suerte de que su ex compañero de secundaria, Pepe, lo invitara a su cumpleaños, arruinándole en el proceso la noche perfecta de vicio y series.

Esta sentado en la mesa, con el celular en la mano, entrando y saliendo de la pantalla de bloqueo, esperando que le llegue un mensaje que diga que su casa se está prendiendo fuego con toda su familia dentro, o algún otro mensaje igual de catastrófico que le brindara la excusa perfecta para salir de ese cumpleaños de mierda.

Pero no tiene tanta suerte y es sometido a escuchar el manantial de boludeces que sale de la boca de los amigos del buen Pepe.

-Che Francisco, vi por Facebook que te compraste la Play 4 ¿Qué onda eso?-pregunta Matías.
-Aaaah no sabés lo que es, vuela la maquina esa.
-¿Posta? Mirá vos, ¿y a que estás jugando?
-Y mirá, yo la compré en Garbarino, así que ahí nomas le pregunte al vendedor que me recomendaba y me dijo que el FIFA. Y es gente que sabe viste, que es del palo. Así que le estoy dando a pleno a ese. ¿Vos que me recomendás?
-Call of Duty, no sé si lo tenés. Me lo recomendaron en un grupo de Facebook, “Juegos para normys” se llama, después te lo paso si querés y te fijas que onda.
-Dale, dale. Igual mucho no puedo viciar porque con la gorda medio que andamos mal, así que tengo que hacer buena letra.
-¿Con Victoria? ¿Qué pasó?- pregunta de repente una de las chicas. Valeria se llama, si Juanelo recuerda bien.
-Nos peleamos porque la otra vez fuimos a hacer las compras al super y ella quería llevar sal fina, y sabe que yo a la comida le pongo sal gruesa.
-¡Me jodés! ¿Y qué pasó? ¿Terminó mal la cosa?-pregunta Valeria, que estaba perpleja la pelotuda, como si Francisco acabara de decir que se cagaron a tiros en el departamento. Se habían peleado por una sal de mierda, agarráte unos chisitos y tranquilízate un poco hermana.

En este punto, Juanelo pierde el hilo de la conversación. Se había quedado contemplando la ventana que tenía en frente al tiempo que se preguntaba cuántos huesos se podía llegar a romper si decida saltar en ese preciso momento. Pepe vivía en un cuarto piso y si bien no tenía posibilidades de salir ileso, la idea de salir de aquel calvario bien valía la pena un par de huesos rotos.

De pronto una carcajada explotó a su alrededor y lo arrastro de vuelta a su triste realidad.

-Paraaaaaá!!! ¿Posta te dijo eso? ¿y qué hiciste?
-…y entonces le mandé un mensaje como para ver si picaba, así, onda indirecta, para que sepa que estoy enojado, pero todavía no me respondió. No sé qué va a pasar.
-Yyyy….es todo un tema.-escucha Juanelo que le dice alguien, no sabe quién, ni le interesa, seguramente es un boludo.

Así como esto le sucede a Juanelo, personaje totalmente ficticio y al mismo tiempo real que se presta para este artículo, los ejemplos de conversaciones estúpidas no tienen fin y a mi particularmente, me producen jaqueca.

Los buenos temas de conversación en las reuniones, sean del tipo que sean, se fueron muriendo con el tiempo. Ya no se comenta un buen libro, una película relevante, o bien algo relacionado con la tecnología siempre y cuando el tópico no sea el nuevo Smartphone y su cámara frontal con diez y nueve mil millones de megapíxeles. Ahora los temas de conversación pasan por ver quien se está comiendo a quien o ver cuando fue la última vez que estuvo en línea mi ex, la novela de las nueve, el programa de baile o los chismes de la farándula. Estos últimos, de seguro claves para el transcurso del universo.

Y nunca falta el pesado que no puede consigo mismo y que necesita hacer algún chistecito que le permita ser el centro de atención. Así como también nunca va a faltar la histérica que sin importar la estupidez que oiga, se va a empezar a reír de manera desaforada, hasta monstruosa diría, al punto que va a parecer que la están amplificando con bafles. Estos personajes nunca faltan, y de alguna forma, sin importar el nivel de patetismo, necesitan hacerle saber a los demás que están ahí.

Vos probablemente sientas vergüenza ajena y empieces a dudar de la existencia de Dios ante semejante espectáculo de subnormalidad. Esta actitud va a ser detectada por alguien del grupo por supuesto, y automáticamente se te va acercar y te va a decir:

"¿Y a vos que te pasa? ¡Hablá!"

  
Indignado el tipo, como si estuviesen debatiendo sobre la bibliografía de Borges, cuando lo que vos realmente interpretas es  “Dale, vení, se uno mas y revolcate en la mugre con nosotros.” Tristisimo.

HABLAAAAÁ GGGZZZZZZZZZZZ.........!!!!!!!!

Si tuviese que dar una solución práctica que los ayude a combatir a las grandes masas, sería la siguiente: si los invitan a una fiesta pregunten cuantas personas van a ir, parece una boludez pero es clave, si les dicen que van a ser mas de cuatro personas no vayan.

La idiotez en los grupos se propaga como un virus. Y la podes contraer en los lugares mas insólitos e inhóspitos que te puedas imaginar. El ascensor de tu casa por ejemplo.
Si ves que la capacidad de personas es de seis y ya hay cinco personas dentro, a menos que vivas pasando el piso 50 andá por la escalera. Mejor prevenir que lamentar.

Porque la gente estúpida son como los zombis. Uno solo es inofensivo y basta con ignorarlo y seguir de largo, pero si van en grupo la cosa se complica.





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miércoles, 12 de octubre de 2016

La gente no madura, solo se vuelve más o menos pelotuda


“Tenés que dejar de hacer X cosa y madurar de una vez,” es una frase que más de uno habrá escuchado a lo largo de su existencia no una, sino varias veces.

¿Pero qué significa realmente?

El normy promedio lo define como una transición definitiva en la que una persona deja de ejercer su derecho a realizar una actividad que le gusta, porque a criterio de algún forro con la capacidad cerebral de un cavernícola, ya no tiene la edad para hacerlo. Caso contrario el individuo será calificado automáticamente de inmaduro y excluido del grupo elite de pensadores maduros de la edad contemporánea.

Porque obviamente si Carlos se pasa un fin de semana en su casa jugando con su consola de videojuegos es un inmaduro de mierda con una posible tendencia homicida; mientras que Juan, que somete a sus amigos y conocidos a sus histeriqueos emocionales, haciendo públicos sus problemas en cuanta red social tenga a mano de manera permanente, es la madurez personificada. Porque él es Juan Normy, y mientras el sábado a la noche salga a bailar y en la semana comparta alguna frase de equilibrio emocional que le robe a un amigo igual de subnormal que el, todo piola.

A mi entender, este mal entendido, valga la redundancia, se genera a raíz del trastorno de personalidad que padecen los miembros de esta sub especie humana, que, carentes de todo tipo identidad se ven obligados a adoptar el estilo de vida estándar pre establecido por las generaciones pasadas. Por ende, todo lo que este fuera de esos parámetros es visto como algo inmaduro.

Sin embargo el concepto de madurar per se, pasa por algo pura y exclusivamente subjetivo. Lo que para algunos puede ser inmaduro, para otros puede no serlo, sin importar que a veces el primer grupo sea la mayoría.

Planteemos el siguiente escenario:

Carlos acaba de terminar su jornada laboral y lo único que quiere es ir a su casa a descansar. Es entonces cuando el insufrible de su compañero Juan aparece y lo invita a salir a bailar con el resto de sus compañeros.

Carlos, que mas o menos tiene una idea de en qué consisten ese tipo de salidas, se pone a hacer cálculos y se da cuenta de que si accede (aunque sea para quedar bien con sus compañeros porque salir a bailar es algo que nunca le intereso) seguramente estaría volviendo a su casa a las 7 de la mañana del día siguiente. Y si bien es fin de semana y por lo cual no estaría teniendo ninguna obligación que le exija levantarse temprano, sabe que de todas formas perdería muchas horas de sueño y ese día lo estaba guardando para organizar un par de cosas en su casa.

Por eso mismo Carlos de la manera más correcta decide declinar la oferta de Juan:

“Disculpa, pero estoy muerto y quiero llegar lo mas temprano posible a casa que mañana tengo mil cosas para hacer.”

Automáticamente vemos como Juan se queda paralizado entre una mezcla de asombro y terror indescriptible, ante la sola idea de que un ser humano tenga algo mas importante que hacer que salir a bailar un viernes por la noche.

¿Cómo puede ser que tenga algo mas importante que hacer que salir a bailar y ponerse en pedo? Es inaudito. Debe ser un extraterrestre.

“Pero dale boludo, ¿y que vas a hacer ahora entonces?”

“Ahora cuando llego voy a jugar un poco a la play y después voy a ver una peli. Bien tranqui.”



“Andaaá ¿te vas a quedar jugando a esos jueguitos? No madurás mas.”

Vemos como el sujeto no solo se ofende, tomándose la negativa como un insulto personal sino que además se pone hostil, actuando como un completo idiota sin razón alguna.

Porque si bien Carlos realmente no tenía ganas de salir a bailar, no solo porque la actividad en si no le atrae en lo más mínimo sino que además realmente no tiene deseos de ver a sus compañeros de trabajo más que lo justo y necesario dentro de la jornada laboral, responde de la manera más cortés y respetuosa posible.

Andrés en cambio, que es un sacado de mierda, hubiese sido más directo para contestar:

“No tengo ganas de salir con ustedes porque me parecen repugnantes.”

Un héroe.

Y esto no es algo que ocurra solo con los hombres, en las mujeres muchas veces también se dan este tipo de situaciones:

Tres amigas están reunidas en el living de una casa. Julieta, recostada en el sofá con las piernas estiradas pregunta:

“¿Salimos a algún lado este finde?”

Micaela, que jamás en su vida hizo otra cosa que no sea lo que diga Julieta, dice que si rotundamente, sin importarle si el plan consistía en ir de comprar al shopping o ir a nadar a una pileta llena de cocodrilos.

María en cambio, que tiene dos dedos de frente y está al tanto de que Julieta siempre fue una persona bastante predecible a la hora de organizar salidas, sabe que la pregunta en si ya hacía alusión a salir a bailar a un boliche.

Y lo peor de todo es que sabe que la finalidad de la salida es conocer a algún flaco que la ayude en su plan de despecho contra su novio, porque este la había dejado hace dos días. Seguramente por ser una persona predecible y con no una, sino varias limitaciones. Limitaciones de las cuales Maria está al tanto pero que por una cuestión de respeto y  afán de resguardar la hipersensibilidad de su amiga, se abstiene de comentar.

“Yo paso chicas, este finde prefiero quedarme en casa,” responde María, que estuvo trabajando toda la semana como una negra, había rendido dos parciales y se estaba guardando este fin de semana para ponerse al día con esa serie que había dejado pendiente y en una de esas hasta terminaba de leer El Cuervo, del señor Edgar Allan Poe.

O tal vez no, tal vez Maria tan solo pretende quedarse el fin de semana mirando el techo o viendo un documental re interesante que explica porque los desodorantes hacen “FTSSSSSSSSS” cuando los apretás. Es un tema de ella. Lo que sí es seguro, es que no quiere malgastar una preciada noche de sábado viendo como la pelotuda de Julieta hace un espectáculo de sí misma poniéndose en pedo y terminando sobre el charco espeso de su propio vomito.

Pese a la respuesta racional de Maria, vemos como el sujeto al igual que en el caso anterior se irrita y en seguida se pone del orto:

“Ah bueeeeee me olvide que estaba hablando con la reina de las nerds, seguro que no querés salir con nosotras porque te vas a quedar viendo alguna de tus series. Sos re infantil nena,” grita la mina indignada al tiempo que con el celular se saca una foto por snapchat, agregándose una carita de perro feliz con corazoncitos. Si, una pelotuda.

El error más grande que cometen estos individuos es arrastrar el concepto de madurar per se, hacia un terreno que pasa tan solo por los gustos y costumbres que tiene una persona, como si de alguna forma eso terminara de definir la categoría de la misma.

Capaz un día te cansas de la foto que tenés de perfil en Whatsapp, por lo que entonces decidís cambiarla por la foto de algún personaje que represente a esa serie, libro o videojuego que tanto te atrajo durante los últimos meses. Vas a ver que nunca va a faltar el gil de turno, carente de vida que te pregunte “ay ¿pero no estás un poco grande ya para andar poniendo fotos de dibujitos?” Boah, para hermano, ilumíname un poco entonces y revélame los secretos detrás de la selfie en el baño, enseñame cuales son los mejores filtros para resaltar mis músculos inexistentes y ya que estamos, banca un cacho que busco mi cuaderno y tomo apuntes, pelotudo estresado.


Si el articulo fue de tu agrado y realmente sentís que te ayudo a alcanzar la cima de la madurez, te pido que lo compartas.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Estereotipos de amigos - PARTE 1

Algo que siempre me llamó poderosamente la atención sobre este tópico, son los distintos tipos de personalidades con los que nos podemos llegar a encontrar y con los cuales nos vemos obligados a lidiar dentro de nuestro círculo social. Personalidades que bien pueden resultar encantadoras y atractivas, como también nefastas y monótonas.
 

Es por eso que en este artículo haré mención a las clases más destacadas que, ya sea por pertenecer a un extremo u otro son dignas de un análisis sociológico que solo yo, un desconocedor absoluto en la materia que no lograría juntar ni tres personas para armar un triste picado el domingo, podría hacer.

Arrancamos.

El pajero:

Este triste individuo posee la cualidad de querer voltearse a todo lo que tenga agujero y haga sombra, sin importar que sea un aro de básquet. No puede ver una persona del sexo opuesto sin que le exploten las hormonas, lo cual lo lleva automáticamente a un estado de apareamiento incontrolable, alimentado por la falsa idea de que es una persona atractiva y con levante. Un forro, bah.
Para lograr su cometido apelara a todo tipo de comentarios que en el 99% de los casos aluden de forma ordinaria a los atributos físicos de la persona que tuvo la desdicha de entrar en su campo visual, mientras que el otro 1% consiste en hacer todo tipo de silbidos que a la fecha, su promedio de efectividad continua siendo del 0,0000000000000%.

Esta gente no tiene filtros ni parámetros de ningún tipo a la hora de acortejar al genero opuesto. Es como si tuviesen una ametralladora con munición infinita: le tiran a todo lo que se mueva.

Pasa una chica promedio atractiva y su reacción va a ser:
“Le re doy.”

Pasa una cebra con pollera y su reacción va a ser:
 “Le re doy. Vení que te dejo esas rayas para adentro mamita.”

Y a vos como amigo no te va a quedar otra alternativa que caminar para el otro lado, haciendo de cuenta que no lo conoces, porque lo último que necesitas es que te relacionen con un individuo así.

El mitómano:

Lejos de resultar molesto, el sujeto termina por despertar cierta ternura, ya que no solo él sabe que está mintiendo, si no que el resto del grupo antes de que habrá la boca ya se mira con una sonrisa de complicidad en el rostro, porque saben que va a decir algo que no es verdad. Llega un punto en el que nadie logra mantener la compostura y todos estallan en carcajadas incluso antes de que el mentiroso termine de contar su anécdota inventada. El mentiroso, indignado porque ya nadie le cree nada cuando el mismo sabe que está mintiendo, entra en un estado de reflexión y de una vez por todas decide empezar a decir la verdad.

Para ese entonces ya todo es demasiado tarde, por supuesto. Es tal la fama que se hizo, que ya nadie espera que diga la verdad y toda la gente a su alrededor da por sentado que todo lo que salga de su boca hay que tomárselo con un humor, porque claro, el pobre idiota no tiene la culpa de haber nacido así.

Y todo es broma hasta que un día sucede una desgracia:

“¡Chicos! ¡chicos! ¡Me acabo de enterar de algo muy grave!” grita el mentiroso, irrumpiendo en la sala donde sus amigos se disponían a comer una picada acompañada de un par de cervezas.

Juan, uno de sus mejores amigos de toda la vida, solo se limita a sonreír y le pregunta “A ver Julio ¿Qué te paso ahora?”

“El Gordo Ruben se escapó de la cárcel y sabe que nosotros fuimos los que lo denunciamos a la policía. Está viniendo para acá Juan, dice que nos va a matar a todos. ¡Viene con un hacha!”

Obviamente todo se empiezan a reír. Juan, sonríe mostrando una dentadura perfectamente blanca como la nieve misma, al tiempo que sostiene su pipa en la mano y se pregunta hasta cuando su amigo va a dejar de ser tan pelotudo. “Está bien Julio, gracias por avisar, ahora sentate y comé.”

“¡Es en serio boludo!”
“Ay Julito…hasta cuando vas a dejar de ser tan pel-”

“Pelotudo” había querido decir Juan, pero jamás llego a terminar la frase porque en efecto, el Gordo Ruben se había escapado de la cárcel y le había dado un hachazo con tal fuerza, que hizo que uno de los ojos de Juan saliera despedido de su órbita y fuera a parar directo a la mesa, entre el queso y el salame.

El impuntual:

¿Qué paso que llegas a esta hora? Quedamos en encontrarnos a las dos de la tarde y son las cinco.

¡Uy boludo, no sabes lo que me pasó!


Estos tipos no tienen cura y pueden llegar a sacar de las casillas a cualquiera. Sin importar el lugar y la hora que sea, el impuntual siempre se las va a ingeniar para llegar tarde. Y lo más frustrante de todo es que el impuntual siempre va a tener una excusa para justificarse.
Te manda un mensaje diciendo que llega en diez minutos pero en realidad recién le está poniendo la mermelada a la tostada.
Y si es necesario, como último recurso intentara demostrar que de alguna forma, por alguna razón de tiempo, espacio y materia, vos tuviste la culpa de que llegó tarde. “Lo que pasa es que me pasaste mal la dirección”, “Nunca quedamos en ningún horario,” “Te mande un mensaje avisándote ¿no te llego? Ese celular te está andando mal eh”.

El repertorio de excusas es infinito por lo que es al pedo discutir con esta gente.
  

El neutral:
 

El típico sujeto que se conoce a todos y se lleva bien con todos, sin llegar a establecer un lazo fuerte con alguien. Básicamente la función del neutral es juntar uno o dos dato de cada miembro del grupo que le permita mantener una conversación llegado el incómodo caso en que se encuentre a solas con la persona. Ignorando totalmente el hecho de que muchas veces cuando no se tiene nada para decir, cuando el tema de conversación ya está agotado y no tiene ningún otro tópico con el cual pueda dar pie a una conversación fluida y decente, lo mejor es quedarse callado.
Supongamos que hay una fiesta, el neutral llega al evento dentro de un horario que no califica ni como muy temprano, ni como muy tarde, sino como, valga la redundancia, un horario neutral.                           


Saluda a cada uno con alguna otra pregunta del rigor como “¿qué tal el laburo?” o “¿qué frio no?” ciñéndose al más estándar de los protocolos sociales; cuando de repente ve a fulano sentado en un sillón comiendo una empanada de humita con un vaso de coca en la mano y decide acercarse.
 

En esta situación, el Neutral puede optar por dos cosas:
 

1-Hacer un monologo sobre que significa la empanada de humita para el y porque no es uno de sus gustos preferidos.
 

2-El neutral sabe que a Fulano le gusta System of Down, esta completamente seguro, no solo porque se lo pregunto veinte veces cuando lo vio con una remera de la banda puesta, sino también porque el mismo le dijo en una ocasión que a el también le gustaba y que le parecía una muy buena banda. Esto, sin embargo es falso, porque el único tema de System of Down que escucho el Neutral en su vida fue Chop Suey. Un tema que hasta mi abuela de 80 años seguramente conoce.
 

Pero bueno ya esta ahí. Se acerca a Fulano, Fulano lo mira al tiempo que piensa “Dios mio, por favor que no me venga a decir que el otro día estuvo escuchando Chop Suey porque lo mato.”
 

-Eu, ¿todo bien?
 

-Todo tranqui ¿vos?
 

-También, sabes que el otro día justo me puse a escuchar un tema de System of Down y me acorde de vos.
 

En ese momento Fulano, que estaba completamente inmerso en la conversación, no hace otra cosa que lamentarse al tener que excusarse, cuando de repente se acuerda que tenía que ir a chequear un mail que le había llegado a la mañana de Carrefour con ofertas de 50% de descuento en latas de atún.
 

Pobre Neutral, no es que sea un mal tipo, pero al no tener una personalidad con gustos definidos, nunca termina de encajar en un grupo; y sus amigos no hacen otra cosa mas que preguntarse porque corno lo siguen invitando a las juntadas.
 

El sarcástico:
 

Es aquella persona que diciendo una cosa nos da a entender exactamente lo contrario. Y hasta ahí.
El sarcástico es la clase de amigo más peligrosa de todas, por el simple hecho de que nunca vamos a saber cuándo nos está hablando en serio y cuando nos esta boludeando. Rasgo que lo diferencia de manera tajante del Mitomano.
Supongamos que Mengano lo invita a Sarcastico a su fiesta de cumpleaños, una semana después se lo encuentra por casualidad en la calle y al no haber cruzado palabra con el desde el día del evento en cuestión le pregunta que tal la paso.
 

"Espectacular che, en mi vida me habían honrado tanto al invitarme a un evento de semejante envergadura. La verdad, una velada encantadora. Que se repita."
 

Entonces Mengano se queda pasmado ante la respuesta, sin poder dilucidar si su amigo le está diciendo que la paso realmente bien en su fiesta o que le pareció una reverenda mierda.
 

Esta gente ha llevado el sarcasmo a unos niveles tan altos, que ellos mismos han perdido la noción de cuando están siendo irónicos y cuando no.
 

Vamos con otro ejemplo:
 

Maria se va a trabajar un lunes y decide ponerse el vestido nuevo de color verde que finalmente se decidió a comprar durante el último fin de semana.
 

Lo venía viendo hace un mes, y sin embargo no lo compro hasta ahora porque sabía que primero tenía que bajar de peso o de otra forma, el vestido no le iba entrar.
 

Entonces María decide ponerse bajo un estricto régimen y tras haber ido a correr tres vueltas al parque durante dos semanas todos los días después de cursar, creyó que finalmente había bajado esos 5 kilitos de más que la separaban de poder lucir la preciada prenda.
 

Resulta que después de llegar a la oficina, Maria decide ir a la máquina de café por su cappuccino de todas las mañanas, cuando de pronto en el pasillo aparece Sarcastica y le dice:
 

“Pero que lindo vestido. Te queda pintado eh.”
 

Maria entonces, presa del pánico, no sabe si puede realmente dar crédito a lo que la hija de puta de Sarcastica le está diciendo, que el vestido le queda bien, o que está hecha una gorda de mierda y el vestido no hace más que resaltarle los flotadores que tiene a los costados.
 

Y nunca lo va a saber, porque con la gente sarcastica siempre es así, pero igual por las dudas Maria decide renunciar a la empresa donde había trabajado durante diez años para irse a llorar a su casa y nunca más se vuelve a saber de ella.