domingo, 21 de octubre de 2018

Desayuno bizarro en Burger King

Hoy fui a Burger a improvisar un desayuno y me encontré con que todas las mesas estaban desocupadas con un papel encima que llevaba impreso lo siguiente: "Pintura fresca. No sentarse. Gracias."

Asumí entonces que las mesas de arriba iban a estar disponibles ya que si no, no tendría sentido que el local esté abierto.

En eso entra un señor mayor, y le pregunta a la chica de la caja en donde se suponía que se iba a sentar a desayunar, en un tono que sugería que la chica tenía la culpa de todo y puso esos papelitos en la mesa con el único proposito de joderle la vida a los demás.

"¿Disculpame, pero y ahora en donde me siento yo?" Le grita el tipo.

Mi sacásmo, que tiene la maldita costumbre de activarse cuando se le canta sin importarle que este en una fiesta o en un velorio, toma el control y antes de que pudiese darme cuenta de nada, las palabras salieron disparadas de mi boca.

"Si quiere puede apoyar la bandeja en el contenedor de basura y comer ahí," le digo.
El señor lanza un suspiro cargado de frustración que no logro determinar si iba dirigido hacia mí, hacia la chica de la caja, hacia Messi, o hacia la vida misma. Toma su bandeja con un simple café y se retira.

Mi pedido llega pocos segundos después y cuando me estoy dirigiendo hacia las escaleras la escucho a la chica de la caja:

"Señor disculpe, no puede comer ahí."

Me dentengo en seco, pensando que me estaba hablando a mí pero no fue así. Giro la vista y lo veo al señor del café, con la bandeja apoyada en el contendor de basura, desayunando.

El señor me mira con cara de orto. "El me dijo que apoye acá."

La chica de la caja lo mira como diciendo "Señor usted no puede ser tan imbécil de creerle a un tipo que se viste de esa forma y anda con lentes de sol incuso cuando está nublado. Claramente no está bien."

Pero bueno por suerte no le dijo eso, sino que le indico que tenía que ir al piso de arriba a desayunar ya que por obvias razones comer arriba de la basura no estaba permitido.
Cuestión que arranqué la mañana desayunando con un tipo sentado atrás mío que no dejaba de mirarme con la esperanza de que me atragantara con el tostado.

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