domingo, 21 de octubre de 2018

El restaurant del bullying

Ayer invité a comer a un amigo a un restaurant al que voy muy seguido. De hecho voy tan seguido que he llegado a dejar hasta $5 de propina.
 

Muchas veces me han mirado con mala cara, hasta ofendidos diría. Pero no conmigo, por supuesto, sino con ellos mismos. Como si sintieran que les estoy dando más de lo que merecen.

Cuestión que lo llevo a mi amigo y antes de entrar me pregunta: "¿Y la comida que onda? ¿Es buena?"

Esto después de decirle en varias oportunidades que era habitué del lugar.

"No. La verdad que se come como el orto," le digo. "Por eso vengo siempre y encima te traigo. Porque la comida es una mierda."

Por gente como mi amigo existe el sarcásmo. Y el hambre. Y las guerras.

"Siempre lo mismo con vos," me dice él. Haciendose el ofendido. Como si yo pusiese una revolver en la cabeza y lo obligara a preguntar pelotudeces.

En eso se acerca la mesera y nos pregunta: "¿Van a querer una mesa?"

"¿Y a vos que te parece?" Le digo. "¿O querés que coma en el suelo?" "¿Pero que pasa hoy? ¿Que tienen, 2x1 en preguntas pelotudas?"

"Señor, la falta de respeto está de mas," me dice la mesera.

Mi amigo, por otro lado, se pone nervioso y empieza a armar una escena. "Por favor, no le digas más nada. Me prometiste que ibas a cambiar."

"¿Les doy una mesa o no?" Insiste la mesera.

"Si. Una. Por favor." Le respondo. Haciendo un esfuerzo por no ponerme violento.

"¿Para comer?" Me pregunta.

"No. Para partirtela en la cabeza."

La mesera entiende el sacásmo de la respuesta y se va. Antes de acercarnos a nuestra mesa había escuchado que le susurraba a uno de sus compañeros lo siguiente: "Es ese tipo otra vez. Volvió."

Al final me puse tan mal que sentí que iba a ser incapáz de probar vocado. Por lo que me fui. Una noche de locos la verdad. Mi amigo ofendido porque lo hice pagar la cena sabiendo que lo habían echado del trabajo y no sabía como iba a hacer para pagar el alquiler.
 

Y la mesera ofendida también porque la echaron del restaurant, según ella por mi culpa. Cuando lo único que hice fue decirle al dueño del lugar que me había faltado el respeto.
De más está decir que perdieron un cliente. Lamentable.



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