domingo, 21 de octubre de 2018

El oto día me hice una cuenta en Instagram

El otro día me hice una cuenta en Instagram. El semillero cibernético normie por excelencia.
Fue más que nada un experimento social antes que cualquier otra cosa. Sabía de antemano que no le iba a dar mucho uso.

¿Como describiría mi experiencia en dicha plataforma?

A ver, sería algo así como cuando venís manejando con el auto por la noche y sin darte cuenta terminás en uno de esos lugares super turbios. Oscuros y desolados, sin la más remota idea de donde estás ni de como llegaste ahí.
Entonces te empezas a poner nervioso y comenzas a pensar: "Che tengo que salir de acá ya mismo antes de que pase algo malo."

Pero entonces ya es demasiado tarde. Antes de que pudieses darte cuenta ya tenés a un flaco pegado a la ventana, salido de las sombras, que te pregunta si por casualidad no tendrías una moneda para darle.

Bueno, Instagram es exactamente lo mismo. Solo que en lugar de gente pidiendote plata, tenés gente pidiendote que les des "Follow" y le comentes las historias.
Porque posta les juro que fue así. Yo me hice la cuenta y la aplicación de alguna manera se ve que le alcahuetea tus contactos y en menos de lo que pensás los tenés a todos pidiendote que les comentes "las historias."

"Eh, al fin te hiciste una cuenta. Comentame la historia que acabo de subir," me dijo mi amigo Jorge.

Y cuando reviso resulta que era la foto de una tostada, toda insulsa, posada sobre un plato de porcelana con una leyenda que decía 'DESAYUNANDO'

-Disculpame, Jorge

-Si, decime

-¿Vos tenés mierda en la cabeza?

-¿Como?

-Mierda Jorge, materia fecal.

-Bueno loco, hay que divertise. Vos también sos más amargo.

-No sé que le verás de divertido vos a andar sacandole foto a todo lo que te pongas en la boca y subiendo fotos en el baño de tu casa aclarando que día es. Sabemos que día es Jorge, la gente no es tan pelotuda como vos que necesita que le aclares el día en el que estamos con letritas de colores y una carita felíz. La concha de tu hermana, Jorge. Descerebrado del orto. Con razón, te dejó tu novia.

-Mi novia no me dejó, falleció. Basura.

-Estabamos hablando bien, Jorge. No nos faltemos el respeto.

-¡Respetá vos entonces!

-¿Ves como sos, Jorge? No se te puede decir nada que enseguida saltás para el carajo.
Después de eso me bloqueó. Pero la misma conversación la habré tenido con cinco o seis personas más.

Y ahí fue cuando dije basta.

Demasiados problemas tengo en la vida como para sumarle también peleas por internet con inadaptados sociales que no saben respetar.

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