viernes, 24 de julio de 2020

Me bloquearon en el Día del Amigo

Siempre fui pésimo para recordar fechas festivas o conmemorativas. En serio. Me acuerdo que una vez llegué a olvidarme que era Navidad, y no me di cuenta hasta que a la mañana siguiente vi al resto de mi familia cortando el pan dulce. 

Y en otra oportunidad llegué incluso más lejos y olvidé que era el Día de la Madre. Y me enteré de esto recién dos días después,c la encuentro a mi progenitora llorando en el baño desconsoladamente porque nadie la había saludado. Y me puse mal por ella realmente. O sea, que yo me olvide es una cosa pero ¿NADIE más se acordó? Entonces claro, ahí me doy cuenta que para fechas muy puntuales como esta se espera que el hijo sea el que salude a la madre. Que en este caso vendría a ser yo. Pobre. La tipa hasta había pensado que me estaba haciendo el desentendido justamente para sorprenderla con un regalo al final del día. Mala mía.

Entonces imagínense que si me olvido de fechas como esa, las probabilidades de que me acuerde de cuando corno es el Día del Amigo son casi nulas.

Pero gracias a la tecnología pude saber que era el Día del Amigo -o que estabamos cerca- porque una amiga hizo una publicación al respecto en su pagina de Facebook.

Era algo más o menos así:

¡Se aserca el día del amigo! ¡Así que vamos a hacer un juego! Si me consideras tu amiga aunque sea virtual, escribe aquí abajo una palabra que me defina. Solo una palabra! Luego copia y pega esto en tu muro así te puedo definir a vos! ¿Les va? ¡Feliz día del amigo!

Era evidente que me encontraba frente a un terrible caso de "Necesito urgente que alguien diga algo bueno de mí porque si no me tiro abajo de un auto."

Se trata de ese tipo de publicaciones en donde el sujeto en cuestión trata de enmascarar su falta de atención y banca rota moral por medio de estos "juegos" que uno lo ve y piensa "La puta madre, nunca tendría que haberle hablado a esta persona. Y encima si me tiene como amigo eso significa que me puede escribir cuando quiera."

Pero se ve que su treta había llamado la atención de un pequeño puñado de soldados que enseguida acudieron al llamado de solidaridad (ya sea porque realmente le tenían aprecio o simplemente pensaron que si le seguían el juego la tipa eventualmente se iba a dejar de joder.)

Y empezaron a poner cosas como:

-LEAL
-CONFIABLE
-CARIÑOSA
-FUERTE

¿Fuerte? Admito que me costó bastante entender que le habían querido poner con eso. Porque si se referían a una fortaleza interna claramente le estaban tomando el pelo.
La mina por poco estaba suplicando que alguien le dijera que valía algo y estos supuestos amigos se le estaban cagando de risa en la cara.

Era algo que no podía permitir. 

Entonces, armado de valor tomé mi teclado y le escribí una palabra, que a mi parecer, la iba a ayudar a regresar a la realidad. 
Y miren que bueno que seré que hasta seguí las reglas de su juego y usé solamente una palabra tal cual ella había sugerido en su publicación. 

"PATÉTICA," le puse.

Me costó pero después de meditar unos instantes creo que no pude haber encontrado una palabra que defina mejor el comportamiento de mi amiga. Al principio le iba a poner "Analfabeta de mierda, "acerca" va con C." Pero creo que hubiese opacado la esencia en la lección de vida que estaba intentando transmitirle con una sola palabra. Algo que puede parecer poco e incluso ser percibido como un insulto. Pero que estaba seguro de que mi amiga lo iba a entender.

"Me está diciendo que soy patética. Un calificativo bastante degradante pero que después de eso el único camino que hay es seguir subiendo. Porque no hay nada más bajo que patética. Sabe que puedo ser mucho mejor. Por eso me lo dijo. Gracias W. La verdad, que sos el mejor amigo que uno puede pedir. Nada que ver con todos estos falsos que lo único que buscan es brindarme las mentiras que quiero escuchar para lidiar con mi existencia triste y sin sentido. Solo pare después apuñalarme por la espalda. Gracias, W. Gracias en serio. Por esta lección."

Si. Seguramente eso es lo que iba a decir mi amiga cuando leyera mi comentario.

O eso fue lo que pensé yo.

Imagínense mi cara de sorpresa e indignación cuando vi que me había bloqueado.

Supongo que asimilar la verdad a veces nos sale muy caro. Mientras que por otro lado las mentiras son baratas y abundan en ofertas.


viernes, 10 de julio de 2020

Winter Has Come

Si sos como yo y preferís mil veces las temperaturas frías por sobre las insufribles temperaturas volcánicas con la que nos suele castigar esa cruel estación llamada verano. Seguramente en algún punto de tu existencia te habrá tocado lidiar con el boludo de turno que sufre el invierno, al punto de odiar su vida y por sobre todo a vos. Ya que está al tanto de tu simpatía por esta fría estación. Y que al llegar la misma no puede esperar a verte una campera y una bufanda puesta para preguntarte:

"¡AAH! ¿No era que te gustaba el invierno? ¿QUE HACÉS CON UNA CAMPERA PUESTA ENTONCES?"

A parte te lo dicen en un tono de lo más triunfante. Como si la perspectiva de que vos estés sufriendo lo mismo que ellos les generara algún tipo de placer o satisfacción.

Entonces vos te quedás mirándolo. Sin palabras, al tiempo que intentas digerir la pelotudez que acaba de decir sin tener que matarlo el proceso.

Si, genio. Me gusta el invierno. A veces, por las noches, mientras el resto llora debajo de una frazada, a mí me gusta a caminar acompañado de una buena selección de temas para escuchar. Por lo general el OST algún videojuego o serie. 
Pero para hacer esto obviamente que primero me tengo que abrigar. Porque de ninguna manera el simple hecho de que me guste el invierno me vuelve automáticamente inmune al frío.

Si salgo a la calle y no tomo las precauciones básicas lo más probable es que me agarre una pulmonía. O algo peor. Que se me congelen las neuronas y después termine como vos. Haciendo este tipo de planteos que sobrepasan cualquier tipo de barra que sirva para marcar que tan estúpida sea una sentencia.

No obstante, tengo que reconocer que este año el invierno se me está haciendo significativamente más difícil de llevar. Aunque no es de extrañar si tenemos en cuenta la situación actual que nos prohíbe de realizar un gran numero de actividades que solemos llevar a cabo en nuestra vida cotidiana.

A mí por ejemplo, si bien me encanta salir a caminar por el parque por las noches, algo que siempre me dio paja fue correr. Por más que le quiera poner onda y me lleve el MP4 me resulta una tarea casi tortuosa. De hecho es hasta peor. Porque al usar auriculares estos o se te enredan, o se te pegotean. Y a veces es una combinación de las dos cosas. 
En donde a medida que uno va corriendo siente ese tirón molesto de los auriculares como si fuesen dos anclas gigantes, y la experiencia se torna bastante molesta. 
Y ese caso no hay OST de Sonic que valga.

Entonces lo que hice fue inscribirme en un gimnasio. 

Admito que desde que me anoté por primera vez en 2007, cada uno o dos años "renovaba" mi inscripción pero a las pocas semanas o un mes como mucho, terminaba abandonando.
Sin embargo los últimos dos años fueron diferentes, ya que estaba yendo prácticamente todos los días. 
Y está bueno, porque a medida que vas y lográs mantener cierta continuidad; los resultados, tanto física como mentalmente comienzan a notarse y se genera un circulo vicioso de motivación. Que hasta incluso te sirve para llevar a cabo una dieta mucho más balanceada.

Y ahora, con la situación actual no puedo ir. Y la verdad que es bastante choto porque últimamente me la paso comiendo porquerías. 

Mi objetivo nunca fue sacar el gran físico, porque sinceramente no me interesa. Pero si me servía para otras cosas. Como por ejemplo enfocar mis ideas para después sentarme a escribir frente a la computadora. 

Además de que es otra forma para mantenerse activo y no acabar consumido por la fatiga y la paja de no querer salir de tu cálida y sensual cama. Que imagino, debe ser la lucha constante de muchos.

En cambio ahora todo me cuesta más. Creo que en los últimos días rompí mi propio récord en tazas de café. Ayer creo que me tomé ocho. 

Con el frío que estuvo haciendo en los últimos días no puedo evitar preguntarme si se repetirá el mismo suceso que hace 13 años, y nuevamente vamos a tener nieve en la ciudad de Buenos Aires.

O no. Tal vez el frío que esta haciendo ahora no es tan fuerte o muy diferente al de años anteriores, pero la falta de actividad física (por más que esta se trate de algo tan simple como caminar hasta la parada del colectivo) hace que el invierno sea mucho menos tolerante.

¿Quien sabe?


domingo, 5 de julio de 2020

Cuando todo esto pase nos juntamos...PERO

"Cuando todo esto pase nos vamos a juntar a hacer esto" o "nos vamos a juntar a hacer lo otro," seguramente se han convertido en la frase más utilizada en lo que va del año. Moneda corriente, que alude a un inminente reencuentro con tus seres queridos cuando la pandemia del COVID-19 termine.

Pero maldita sea, ¿cuando va a ser eso realmente?

Si nos tenemos que dejar llevar por lo que la opinión publica manifiesta en las redes sociales, en donde la frase "Esta mierda me arruinó el año" es usada frecuentemente, podríamos decir que la situación actual va a durar por lo menos todo lo que queda del 2020. Y estoy siendo lo más positivo posible al respecto. Pero...¿y si no es así?

¿Y si de acá a un año la situación está exactamente igual o peor?

Es que hasta puedo visualizar el escenario dentro de mi cabeza en estos momentos. Gente haciendo descargos y echando maldiciones tal cual está sucediendo ahora. Solo que elevado a la décima potencia:

"La pandémia me cagó el 2020 y el 2021. ¡Dos años de mi vida arruinados por culpa de esta mierda!"

Dos años...Bueno, que se yo, tampoco es tanto. Algunas personas incluso puedieron encontrar consuelo al darse cuenta de que sus vidas ya estaban completamente arruinadas ANTES del COVID-19. Y por lo tanto la situación actual no los afecta tanto. Ya estaban hundidos en la más profunda de las miserias desde mucho antes.

O sea, pensemos un poco en esa gente también. Personas que de un día para el otro se enteraron de que el estilo de vida que venían llevando hasta ahora se llama "Cuarentena" y que el distanciamiento social siempre fue su pan de cada día.

Entonces uno lo enfoca desde ese lado y dice: "Bueno dos años no es tanto. Si me comparo con este pobre infeliz, que cuando todo esto pase va a seguir igual porque su cuarentena es de por vida. La verdad tendría que ser un poco más agradecido. Cuando todo esto pase voy a poder salir de nuevo y reencontrarme con mis amigos y seres queridos."

Ahí está. De nuevo. "Cuando todo esto pase..."

Como dije recién, en el peor de los casos dos años no es tanto, pero...¿y si pasado ese tiempo sigue todo igual?

Y si la frase "La padémia me cagó el 2020 y el 2021," poco a poco empieza a mutar y sin darse cuenta se transforma en "La pandémia me cagó la última década. Diez años de mi vida arruinados por culpa de estos chinos de mierda."

Es preocupante realmente. Porque si les tengo que ser sinceros, a mí lo que más me jode no es el hecho de no poder salir ni ver a mis seres queridos. Porque les soy honesto, amigos cada vez tengo menos y en cuanto a mis familiares muchos me han cerrado la puerta en la cara cuando los he ido a visitar porque dicen que soy negativo (siempre lo dije, palabra que para mí se utiliza para atacar al realista).

Como les decía, no es el hecho de no poder ejercer mi derecho a tener una vida social activa lo que me perturba sino la incertidumbre de no saber hasta cuando voy a estar así.

Porque yo lamentablemente no puedo convecerme a mí mismo de que esto para fin de año ya va a estar solucionado. No. O hacer como esas personas que se ponen a comprar pasajes de avión para Septiembre, como si el virus tuviese un contrato hasta X fecha y después de eso simplemente desaparece. Y lo peor va a venir en verano sin dudas, cuando la gente se quiera ir de vacaciones a la playa y se encuentre con la cruda realidad de que la selfie tomando caipiriña se la va a tener que sacar en el patio de su casa con la pelopincho de fondo. Sin tienen suerte.

Ojalá me equivoque. 

Pero no creo. 

Estamos perdidos.


domingo, 17 de mayo de 2020

Mis vecinos copados


No es que yo sea negativo, ni pesimista, o como me gritaron el otro día desde un balcón: "La peor plaga que azotó este barrio." Palabras que hieren, la verdad. Y que me parece que no me merezco.

A ver. Yo entiendo que seas una persona con limitaciones mentales, que no sabe comportarse. Y que el encierro, producto de la situación actual que todos -y lo repito por si no queda lo suficientemente claro- TODOS estamos viviendo, tal vez te esté afectando un poco más que a los demás.
Haciendo que todas tus cualidades y características de subnormal se potencien.

Y sé perfectamente que enojarme con vos, y preguntarte por qué elegís adoptar estos comportamientos tan primitivos es totalmente inútil. No tendría ningún sentido. Es como preguntarle a un mono porque le gusta andar colgado de los arboles, saltando de un lado al otro. Supongo que se debe al instinto del animal. Algo lo debe motivar a subirse al árbol y quedarse ahí arriba, colgado de una rama. Entonces, así como el mono actúa por instinto, supongo que mi vecino también es un pelotudo por instinto. Y si bien sé que preguntarle por qué es así, no me va a llevar a ningún lado, lo hago igual. Porque supongo que a mí también me mueve el instinto. Mi instinto de curiosidad. ¿Por qué es así este hombre?

Resulta que el otro día estaba yo muy tranquilo en mi casa, cumpliendo con el aislamiento social, como corresponde. De hecho soy tan buen ciudadano que lo vengo haciendo hace años. Como si hubiese estado entrenando arduamente para este momento. Instinto de supervivencia, llamémosle. 

Como le decía, estaba en mi casa, serían entre las diez y once de la noche, cuando de repente escucho que alguien se pone a cantar la Marcha Peronista. Si, aquella marcha partidaria que por alguna razón de un tiempo a esta parte la gente piensa que es una buena idea ponerla en los cumpleaños. Como si el hecho de tener que fumarse un cumpleaños per se, no fuese suficiente castigo.

La cosa es que ahora se ve que también es una buena alternativa para pasar la pandemia.

A todo esto, a este ser tan agradable de la vida se le sumó una señora que todos los días -sin excepción- se pone a cantar el himno nacional. 
Para lo que no lo sepan, acá en Argentina, los ciudadanos adoptaron la misma modalidad que en otros países (creo que la cosa empezó en Italia y España) de aplaudir masivamente desde los balcones para honrar y hacer un pequeño tributo al esfuerzo y sacrificio de nuestros médicos. Si, los mismos médicos a los cuales después, la gente que los aplaude, va hasta la casa a dejarle notas para pedirle de la manera más políticamente correcta que por favor junten todas sus cosas y se vayan a vivir a otra parte, porque si no les van a prender fuego la casa. Obviamente que esto no lo hacen porque sean una manga de hipócritas repugnantes, sino para resguardar la seguridad del barrio y los vecinos. Solidaridad argentina en su máxima expresión, señores.

No me gusta hacer recurrir a las suposiciones, pero estoy seguro de que esta persona que aplaude a los médicos y después les pide que se vaya -porque está todo bien con los aplausos y el valor por el trabajo ajeno mientras no vivas en mi edificio y me quieras contagiar a mí, maldito cerdo infectado- es el mismo boludo que sale a la calle con el barbijo y se deja la nariz destapada.

O como la señora que me encontré el otro día en el supermercado que está a una cuadra de mi casa, y que cuando estaba haciendo la fila me pidió por favor si no me podía alejar todavía un poco más. De más está decir que yo estaba respetando el metro y medio de distancia, porque al margen de que últimamente en cada supermercado hay una puta línea para marcar la proximidad que debe haber entre dos personas, pienso que para salir de una situación crítica lo primero que hay que hacer es cumplir con las medidas básicas. 

Y si bien no soy tan bueno como las personas que todos los días aplauden religiosamente a los médicos desde sus balcones (que al mismo tiempo tienen preparado a un costadito un par de bombas molotov, ya saben, por las dudas) no me gusta ser un mal llevado. Pero tengo mis límites. Entonces la miro bien a la señora, y con la voz apenas camuflada por el barbijo le digo:

-Señora, perdón, con todo respeto le digo: ¿Usted cuántos años tiene?

-Yo tengo setenta y ocho años. Justamente por eso te pido que te alejes un poco más, no te lo dije para que te ofendas.

-No, es que a mí no me ofende su petición personal. Lo que me ofende es la estupidez de la gente, señora. Porque digo "la pucha" al final parece que nos merecemos este maldito virus. Tal vez, el propósito de su existencia sea justamente limpiar la faz de la tierra de gente de mierda y egoísta que solo piensa en su culo. Como usted. Que tiene como cien años, y en lugar de cumplir con las medidas que dictaminaron para la gente mayor, de tener quedarse encerradas en sus casas adentro de un sarcófago ( o algo así) se la pasan jodiendo en la calle y quieren que uno tome diez cuadras de distancia para sentirse más seguras. ¿Quiere sentirse más segura señora? Quédese en su casa. Quédese en su casa a esperar lo inevitable. Y agradezca que todavía sigue viva.

La señora, así como estaba, dejó las cosas en una góndola que tenía al costado y salió del supermercado. Con una velocidad que pocas veces vi en personas de esa edad.

Que se yo. Si tengo que sacar algo bueno de todo esto, al menos puedo decir que logré hacer recapacitar a esa señora para que se quede en su casa y cumpla con la cuarentena como corresponde. Ya que en definitiva, aquellas palabras que le dije, si bien a simple vista puede que resultaran un tanto fuertes, no duden de que lo hice por su bien.




lunes, 6 de abril de 2020

Acá estoy, sigo vivo

Ah. Hace rato que no pasaba por este lado tan oscuro e inhóspito del internet. 

Y la razón principal, debo admitir, es que poco a poco fui descuidando este espacio para abocarme más a mí canal de Youtube. ¿Eso significa que dejé de escribir? No, al contrario. Los Reportes de W de un punto hasta acá (de un punto en la cronología del Dobleverso hasta acá, mejor dicho) fueron adquiriendo cierta popularidad. Ya sea porque empecé a compartir los enlaces en mi pagina de Facebook, o porque los chicos de Team PBZ (canal de Youtube en donde hago algunas participaciones con periodos de despido de por medio) se han encargado también de darme una mano haciendo que las historias de de W le lleguen a más personas.

Eventualmente se dio la situación en donde algunos amigos y gente cercana a mi entorno en general, me plantearon lo siguiente: ¿Por qué mejor no adaptás los reportes a formato video y los subís a Youtube? 

Entonces decidí hacer un pequeño experimento, tomando el reporte titulado "Mi vida durante el secundario," el cual dicho sea de paso, narra las conmovedoras aventuras y desventuras que viví durante mi época como estudiante de bachillerato, y como me las tuve que ingeniar para luchar contra el constante bullying que recibía por parte de mis compañeros (también tomo algunos elementos de la escuela primaria, creo...pero bueno, no viene al caso).
Lo agarré, le puse voz, le sumé algo de edición, y finalmente lo subí a Youtube. El video en cuestión no solo recibió comentarios positivos prácticamente en su totalidad, sino que además algunos fueron muy ingeniosos. Posta, me río mucho con las cosas que suelen poner. A veces son tan o más sarcásticos y taimados que el propio W.
Aunque esto es solo una forma de chistosa de ponerlo, ¿no? Todos sabemos que W en realidad es un agente del bien y la justicia que solo busca salvar a un mundo, que, cada vez se acerca más a su autodestrucción. Solo que tiene una forma muy particular (pero no por eso menos noble) de hacerlo.

Cuestión, que el canal empezó a crecer y lo sigue haciendo (de a poco).

El Reporte de W dejó de ser una historia, anécdota y/u opinión sobre X tema en la entrada de un blog, para pasar a volcar todo ese material a un nuevo formato y una nueva plataforma, con una narrativa más fluida.

El Dobleverso, o también llamado Wverso, se empezó a expandir y con eso comenzaron a surgir algunos personajes entrañables: Como Jorge, mi mejor amigo. Un perdedor que fracasa en todo, al cual quiero mucho, pero el sorete siempre me termina echando a mí la culpa de todas sus miserias.
O Wilfredo, mi amigo que está resentido con el mundo porque no tiene piernas. Y como Jorge, me culpa a mí de su desgracia. O sea, yo no tengo la culpa de ser un pésimo conductor. Lo que me pasó a mí le puedo haber pasado cualquiera. Después de todo, pasarle por encima a tu amigo dos o tres veces con el auto es el error más común que comenten todos los principiantes que están aprendiendo a manejar. Después viene saber estacionar. Creo.

Pero bueno, si culparme a mí de ese incidente lo hace feliz, que lo haga.

Por otra parte, lamentablemente también fueron surgiendo villanos: Como mi malvado ex compañero de primaria Adrián o incluso gente de mi propia familia, como mi siniestro primo Enrique. 

Entonces con todo esto se podría decir que el video se fue convirtiendo cada vez más en el formato más cómodo a la hora de compartir las enseñanzas de vida de W. 

No obstante, esto no debería ser un impedimento para dejar de escribir en este blog. Aunque de alguna forma eso fue exactamente lo que sucedió. Mala mía.

En fin. Sin ánimos de seguir dando vueltas al asunto, ayer a la noche (aunque técnicamente sería hoy a la madrugada) me la pasé acostado en mi cama sin poder dormir, navegando en un mar infinito de pelotudeces que después terminaron desapareciendo en lo más profundo de mi subconsciente. Salvo, la idea de volver a escribir en este espacio, que tanto me sirvió en su momento para deshacerme de esa ira acumulada, la cual en el caso de haber explotado posiblemente hubiese terminado asesinando a alguien.

Además si bien con los videos está todo más que bien, ya que escribir los guiones para luego ponerles mi voz es algo que me encanta hacer, es innegable que el formato "texto" siempre va a tener cierto toque personal. Ya que está más abierto a la interpretación del lector, que es el encargado de ponerle el tono de voz y la descripción a cada situación. Lo cual, en cierta medida, lo hace más divertido.


Por eso, si bien Los Reportes de W van a seguir saliendo en video como lo vienen haciendo hasta ahora (este mes sale la "Temporada 3"), también, en medida que el tiempo me lo permita, cada tanto voy a subir alguna que otra cosita al blog. Algún spin off, tal vez, si lo quieren llamar así. Como por ejemplo, no sé, "Un día en la vida de Wilfredo."


Por lo que a partir de ahora este espacio se va a convertir en mi Save Room. Es decir, lugar al que voy a acudir cada vez que quiera escapar un rato de la realidad tan gris y desesperanzadora que hay ahí afuera. Y que nos asecha cual Nemesis en Resident Evil 3. Bastante seguido.


Ah, y lavense las manos. Que estamos en plena pandemia. 





domingo, 21 de octubre de 2018

El restaurant del bullying

Ayer invité a comer a un amigo a un restaurant al que voy muy seguido. De hecho voy tan seguido que he llegado a dejar hasta $5 de propina.
 

Muchas veces me han mirado con mala cara, hasta ofendidos diría. Pero no conmigo, por supuesto, sino con ellos mismos. Como si sintieran que les estoy dando más de lo que merecen.

Cuestión que lo llevo a mi amigo y antes de entrar me pregunta: "¿Y la comida que onda? ¿Es buena?"

Esto después de decirle en varias oportunidades que era habitué del lugar.

"No. La verdad que se come como el orto," le digo. "Por eso vengo siempre y encima te traigo. Porque la comida es una mierda."

Por gente como mi amigo existe el sarcásmo. Y el hambre. Y las guerras.

"Siempre lo mismo con vos," me dice él. Haciendose el ofendido. Como si yo pusiese una revolver en la cabeza y lo obligara a preguntar pelotudeces.

En eso se acerca la mesera y nos pregunta: "¿Van a querer una mesa?"

"¿Y a vos que te parece?" Le digo. "¿O querés que coma en el suelo?" "¿Pero que pasa hoy? ¿Que tienen, 2x1 en preguntas pelotudas?"

"Señor, la falta de respeto está de mas," me dice la mesera.

Mi amigo, por otro lado, se pone nervioso y empieza a armar una escena. "Por favor, no le digas más nada. Me prometiste que ibas a cambiar."

"¿Les doy una mesa o no?" Insiste la mesera.

"Si. Una. Por favor." Le respondo. Haciendo un esfuerzo por no ponerme violento.

"¿Para comer?" Me pregunta.

"No. Para partirtela en la cabeza."

La mesera entiende el sacásmo de la respuesta y se va. Antes de acercarnos a nuestra mesa había escuchado que le susurraba a uno de sus compañeros lo siguiente: "Es ese tipo otra vez. Volvió."

Al final me puse tan mal que sentí que iba a ser incapáz de probar vocado. Por lo que me fui. Una noche de locos la verdad. Mi amigo ofendido porque lo hice pagar la cena sabiendo que lo habían echado del trabajo y no sabía como iba a hacer para pagar el alquiler.
 

Y la mesera ofendida también porque la echaron del restaurant, según ella por mi culpa. Cuando lo único que hice fue decirle al dueño del lugar que me había faltado el respeto.
De más está decir que perdieron un cliente. Lamentable.



Desayuno bizarro en Burger King

Hoy fui a Burger a improvisar un desayuno y me encontré con que todas las mesas estaban desocupadas con un papel encima que llevaba impreso lo siguiente: "Pintura fresca. No sentarse. Gracias."

Asumí entonces que las mesas de arriba iban a estar disponibles ya que si no, no tendría sentido que el local esté abierto.

En eso entra un señor mayor, y le pregunta a la chica de la caja en donde se suponía que se iba a sentar a desayunar, en un tono que sugería que la chica tenía la culpa de todo y puso esos papelitos en la mesa con el único proposito de joderle la vida a los demás.

"¿Disculpame, pero y ahora en donde me siento yo?" Le grita el tipo.

Mi sacásmo, que tiene la maldita costumbre de activarse cuando se le canta sin importarle que este en una fiesta o en un velorio, toma el control y antes de que pudiese darme cuenta de nada, las palabras salieron disparadas de mi boca.

"Si quiere puede apoyar la bandeja en el contenedor de basura y comer ahí," le digo.
El señor lanza un suspiro cargado de frustración que no logro determinar si iba dirigido hacia mí, hacia la chica de la caja, hacia Messi, o hacia la vida misma. Toma su bandeja con un simple café y se retira.

Mi pedido llega pocos segundos después y cuando me estoy dirigiendo hacia las escaleras la escucho a la chica de la caja:

"Señor disculpe, no puede comer ahí."

Me dentengo en seco, pensando que me estaba hablando a mí pero no fue así. Giro la vista y lo veo al señor del café, con la bandeja apoyada en el contendor de basura, desayunando.

El señor me mira con cara de orto. "El me dijo que apoye acá."

La chica de la caja lo mira como diciendo "Señor usted no puede ser tan imbécil de creerle a un tipo que se viste de esa forma y anda con lentes de sol incuso cuando está nublado. Claramente no está bien."

Pero bueno por suerte no le dijo eso, sino que le indico que tenía que ir al piso de arriba a desayunar ya que por obvias razones comer arriba de la basura no estaba permitido.
Cuestión que arranqué la mañana desayunando con un tipo sentado atrás mío que no dejaba de mirarme con la esperanza de que me atragantara con el tostado.